Un Viaje a Través de 30 Años de Cumbres Climáticas

Treinta años. Suena a mucho tiempo, ¿verdad? Tres décadas de cumbres climáticas, de aviones aterrizando en ciudades exóticas, de delegados con traje, de apretones de manos para la foto y de muchos, muchos documentos. Desde aquel primer encuentro en Berlín en 1995 hasta la que se nos viene encima en la Amazonía brasileña, hemos estado en un bucle casi infinito de negociar el futuro del planeta. Y uno se pregunta, ¿para qué ha servido todo este tinglado?

La historia de las Conferencias de las Partes, las famosas COP, no es una línea recta hacia el éxito. Ni de lejos. Es más bien un electrocardiograma de un paciente con arritmia: picos de euforia seguidos de valles de profunda decepción. Es un culebrón con demasiadas temporadas, donde los protagonistas cambian, pero la trama de fondo (la lucha contra el reloj para no achicharrarnos) sigue siendo la misma. Y, sinceramente, a veces parece que los guionistas no tienen ni idea de cómo terminarla.

Para entender este lío, hay que rebobinar. No voy a aburrir con una compleja metodología. Esto es más simple: hemos buceado en los archivos oficiales de la ONU y me he empapado de lo que dicen los que de verdad saben, los académicos y analistas que llevan años en esta trinchera. La idea es contar la historia como es, con sus luces y sus muchas sombras.

Aquí va un intento de resumir esta odisea en una tabla, para que nos hagamos una idea del viaje:

COP Año Ciudad Acuerdo/Resultado Principal Hito Clave
COP1 1995 Berlín Mandato de Berlín Inicia el proceso para un protocolo con obligaciones legales.
COP2 1996 Ginebra Declaración de Ginebra Acepta formalmente los hallazgos científicos del IPCC.
COP3 1997 Kioto Protocolo de Kioto Primer tratado legalmente vinculante para la reducción de emisiones.
COP4 1998 Buenos Aires Plan de Acción de Buenos Aires Establece un programa de trabajo para implementar el Protocolo de Kioto.
COP5 1999 Bonn Negociaciones técnicas Avances técnicos, pero sin decisiones políticas importantes.
COP6 2000 La Haya Colapso de las negociaciones Fracaso en acordar las reglas del Protocolo de Kioto.
COP6-bis 2001 Bonn Acuerdos de Bonn Rescata el Protocolo de Kioto tras el retiro de EE.UU.
COP7 2001 Marrakech Acuerdos de Marrakech Finaliza el «libro de reglas» del Protocolo de Kioto.
COP8 2002 Nueva Delhi Declaración de Delhi Énfasis en las necesidades de los países en desarrollo y la adaptación.
COP9 2003 Milán Negociaciones técnicas Avances en los mecanismos de Kioto y sumideros de carbono.
COP10 2004 Buenos Aires Discusiones post-2012 Inicia el diálogo sobre el futuro del régimen climático.
COP11 2005 Montreal Entrada en vigor del Protocolo de Kioto Primera reunión de las Partes del Protocolo de Kioto (CMP1).
COP12 2006 Nairobi Programa de Trabajo de Nairobi Enfoque en la adaptación y el apoyo a África.
COP13 2007 Bali Hoja de Ruta de Bali Lanza el proceso para un nuevo acuerdo global post-2012.
COP14 2008 Poznań Programa de Trabajo de Poznań Avances en adaptación, finanzas y transferencia de tecnología.
COP15 2009 Copenhague Acuerdo de Copenhague (Fracaso Parcial) No se logra un acuerdo vinculante; se establece el objetivo de 2°C.
COP16 2010 Cancún Acuerdos de Cancún Restaura la confianza y establece el Fondo Verde para el Clima.
COP17 2011 Durban Plataforma de Durban Acuerdan negociar un nuevo acuerdo universal para 2015 (futuro Acuerdo de París).
COP18 2012 Doha Enmienda de Doha Adopta el segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto.
COP19 2013 Varsovia Mecanismo de Varsovia Establece el Mecanismo de Pérdidas y Daños.
COP20 2014 Lima Llamado de Lima para la Acción Prepara el borrador del texto para el Acuerdo de París.
COP21 2015 París Acuerdo de París Acuerdo histórico y universal para limitar el calentamiento global.
COP22 2016 Marrakech Proclamación de Acción de Marrakech Enfoque en la implementación y la acción climática global.
COP23 2017 Bonn (Pres. Fiji) Diálogo de Talanoa Evalúa el progreso colectivo hacia los objetivos de París.
COP24 2018 Katowice Paquete Climático de Katowice Adopta el «libro de reglas» del Acuerdo de París.
COP25 2019 Madrid (Pres. Chile) Chile-Madrid Tiempo de Actuar Decepción por la falta de ambición y acuerdo sobre mercados de carbono.
COP26 2021 Glasgow Pacto Climático de Glasgow Primera mención a la reducción de carbón; finaliza las reglas del Artículo 6.
COP27 2022 Sharm el-Sheikh Fondo de Pérdidas y Daños Acuerdo histórico para financiar a países vulnerables por impactos climáticos.
COP28 2023 Dubái Consenso de los EAU Primer «Balance Global»; llamado a la «transición para alejarse de los combustibles fósiles».
COP29 2024 Bakú Pacto de Unidad Climática de Bakú Nueva meta de financiamiento climático ($300 mil millones/año para 2035).
COP30 2025 Belém Pendiente Se espera la presentación de nuevas NDC y un enfoque en la implementación.

La Prehistoria: Kioto, un gigante con pies de barro

Al principio, todo era… ¿esperanza? En los 90, con la resaca de la Cumbre de la Tierra de Río, la gente realmente creía que podíamos arreglar esto. La COP1 en Berlín fue el pistoletazo de salida. Pero fue en la COP3 en Kioto donde pareció que íbamos en serio. ¡Un protocolo! ¡Con obligaciones legales! Fue un momento de esos que salen en los libros de historia. El problema, y vaya problema, es que nació cojo. Estados Unidos, el mandamás de las emisiones por aquel entonces, lo firmó pero nunca lo ratificó. 

Lo que vino después fue un quiero y no puedo. Un colapso en La Haya (COP6), un rescate agónico en Bonn (COP6-bis) y años de negociaciones técnicas para poner en marcha un tratado que ya se sentía viejo. Cuando por fin entró en vigor en 2005, el mundo ya era otro. China estaba despegando y sus emisiones se disparaban, pero como era un país «en desarrollo», Kioto no le pedía cuentas. Un fallo de diseño garrafal.

El clavo final en el ataúd de esa era fue Copenhague en 2009. Se vendió como la cumbre que salvaría al mundo. Y fue un chasco monumental. Un acuerdo de mínimos, sin vinculación legal, que dejó un sabor amargo y una desconfianza que tardaría años en sanar.

El Renacimiento: París y la utopía del 1.5°C

Después del trauma de Copenhague, algo tenía que cambiar. Y cambió. En lugar de imponer metas desde arriba, se optó por un modelo de «club de campo»: cada uno trae lo que puede (o lo que quiere). La idea se gestó en Durban (COP17) y, tras años de cocina diplomática, culminó en el milagro de la COP21 en París.

París fue, hay que admitirlo, un momento mágico. Por primera vez, 196 países se pusieron de acuerdo en algo. El objetivo era ambicioso: mantener el calentamiento «muy por debajo de 2°C» e intentar que no pasara de 1.5°C. El Acuerdo de París fue un éxito diplomático brutal, una obra de arte de la negociación. Su problema es que se basa en la buena fe. Es como una dieta en la que cada uno decide cuántas calorías recorta, se pesa a sí mismo y promete hacerlo mejor la próxima vez. Funciona… si todo el mundo cumple.

Los años siguientes han sido un intento de ponerle músculo a ese esqueleto. En Katowice (COP24) se aprobó el farragoso «libro de reglas». En Glasgow (COP26), por fin, se atrevieron a susurrar el nombre del diablo: combustibles fósiles. Y en Sharm el-Sheikh (COP27) se dio un paso de gigante en justicia climática con el fondo de «Pérdidas y Daños», una forma de decir que los que más han contaminado tienen que empezar a pagar por los platos rotos. Luego vino Dubái (COP28), la cumbre de la contradicción, donde se pidió abandonar los combustibles fósiles mientras se estaba de fiesta en la casa del mayor vendedor. Un chiste que se cuenta solo.

Entonces, ¿hemos avanzado algo?

Sí y no. Es frustrante, lo sé. Hemos creado un andamiaje institucional impresionante. Tenemos acuerdos, reglas, fondos, comités… Pero, ¿y los resultados? Pues ahí es donde la cosa flojea, y mucho.

Lo bueno (para no ser del todo cenizos):

  • El Acuerdo de París existe. Y es universal. Eso es un logro monumental.
  • Se habla de «Pérdidas y Daños». Hace diez años era un tema tabú. Hoy es un pilar de la negociación.
  • Los mercados de carbono tienen reglas. Después de una eternidad, parece que hay un manual para que los países puedan «comerciar» con sus reducciones de emisiones sin hacer (demasiadas) trampas.

Lo malo (la cruda realidad):

  • Las emisiones no bajan. De hecho, desde que empezamos con todo este circo, se han duplicado. A pesar de 30 años de cumbres, seguimos pisando el acelerador hacia el precipicio.
  • El 1.5°C es casi una quimera. Con los planes actuales sobre la mesa, nos vamos a un calentamiento de casi 3°C. Un mundo muy, muy distinto y mucho más hostil.
  • El dinero no llega. La famosa promesa de los 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres se cumplió tarde y mal. Y la nueva meta de 300.000 millones, francamente, se queda corta.

¿Y ahora qué? Belém, la selva y la última llamada

La COP30 en Belém, en plena Amazonía, no es una cumbre más. Es, o debería ser, un punto de inflexión. Es el momento en que los países tienen que presentar sus nuevos planes de recorte de emisiones para 2035. Es la hora de la verdad, de ver si lo de París iba en serio o era solo una bonita declaración de intenciones.

La historia de las COP es una de progreso incremental frente a una crisis existencial que exige una transformación radical. Se han construido las instituciones, los marcos legales y el consenso científico y político sobre la necesidad de actuar. Hitos como el Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París y el Fondo de Pérdidas y Daños son logros diplomáticos notables. Sin embargo, el balance general es aleccionador: la acción colectiva no ha estado a la altura de la ciencia. Las emisiones continúan en niveles récord y la ventana para limitar el calentamiento a 1.5°C se está cerrando rápidamente. El éxito o fracaso final del proceso de la CMNUCC no se medirá por los acuerdos firmados, sino por la curva de emisiones globales. Las decisiones que se tomen en la COP30 y en los años venideros serán determinantes para el futuro del clima y de la humanidad.

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