Cada vez está más claro que la transición hacia una sociedad más sostenible y con menos emisiones de carbono no se está produciendo lo suficientemente rápido. Según un reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el margen para mantener el calentamiento global en 1,5 °C se está cerrando rápidamente y retrasar la reducción de emisiones pone ese objetivo, así como el de 2 °C, fuera de nuestro alcance. Es necesario que las instituciones financieras comprendan plenamente el impacto de esta situación y desarrollen productos financieros que ayuden a navegar por la transición de forma que se minimice el riesgo de greenwashing – también conocido como lavado verde.
El aumento de la financiación sostenible, como los préstamos vinculados a la sostenibilidad (los SLL – Sustainability-Linked Loans), está impulsando la tan necesaria asignación de capital para la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, la falta de una norma mundial, las incoherencias en la presentación de informes y los enfoques tanto de los prestatarios como de los prestamistas, así como la falta de transparencia, aumentan el riesgo de lavado verde por parte de todos los actores implicados en dichas transacciones.
Los tipos de préstamo han cambiado en comparación con 2021, pasando de préstamos para fines generales a financiación específica. Sin embargo, no hay suficiente transparencia sobre los planes de transición de los prestatarios y sus objetivos provisionales, lo que da lugar al «greenhushing», un término utilizado para describir cuando las empresas optan por omitir detalles de sus objetivos relacionados con el clima con el fin de evitar el escrutinio público.
Dado el capital necesario para la transición a una economía con bajas emisiones de carbono, no es de extrañar que el mercado de emisión de deuda sostenible haya experimentado un enorme auge en los últimos años. Los datos de Bloomberg’s New Energy Finance indican que la emisión total de productos de deuda sostenible ascendió a 1,64 billones de dólares en 2021, frente a los 28.700 millones de 2013. En particular, la emisión de préstamos vinculados a la sostenibilidad creció hasta los 322.000 millones de dólares en septiembre de 2021, desde los 6.000 millones de enero de 2016, lo que representó el 20% del mercado de deuda sostenible en 2021, frente al 4% en 2016.
Los reguladores de todo el mundo han dejado claro que los criterios ASG (Ambiental, Social y Gobernanza) están en su agenda y que ha llegado para quedarse. Algunas de las normativas sobre sostenibilidad más destacadas son el Reglamento de Divulgación de Información sobre Finanzas Sostenibles de la Unión Europea (CSRD), la Taxonomía de la UE, los Requisitos de Divulgación de Información sobre Sostenibilidad (ESRS) y las próximas directrices internacionales establecidas por el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad.
El mayor riesgo de greenwashing para los SLL puede darse cuando la divulgación de los detalles contractuales es escasa, y a menudo con diferencias considerables en la información que se divulga. La Consultora londinense Baringa ha divulgado en un recién report una investigación propia sobre una muestra de SLL, que refleja 12.000 millones de dólares en préstamos de un grupo diversificado de grandes empresas prestatarias de varias regiones. La investigación puso de relieve que:
- Casi dos tercios de los prestatarios no tenían un informe CDP.
- Eel 81% de los prestatarios de SLL tenían un Plan de Transición.
- El 67% de los prestatarios tenían objetivos provisionales en sus planes de transición.
- El 33% de los SLL revelaron sus objetivos de emisiones de alcance 3, lo que refleja un aumento del 13% en comparación con 2021.
- Casi el 60% de las empresas no incentivaron a sus consejos de administración y equipos ejecutivos en la gestión del riesgo climático y la consecución de objetivos.
- Más de un tercio de los SLL tenían objetivos tanto sociales como medioambientales.
- Los objetivos relacionados con la gobernanza seguían estando rezagados, ya que sólo el 14% de nuestra muestra de SLL tenía objetivos E, S y G.
La emisión de SLL, así como de otros productos de deuda sostenible, seguirá aumentando, al igual que el escrutinio regulatorio y público sobre el rendimiento de estos instrumentos con respecto a sus objetivos. La evaluación de los resultados de una empresa no se realiza una sola vez, sino que debe integrarse en los procesos de revisión anual de todo el banco, alimentando la línea de base y las proyecciones de emisiones financiadas del banco.
Al mismo tiempo, las instituciones financieras tendrán que revisar sus propias demandas de forma sistémica y rigurosa, así como las de sus clientes y contrapartes.
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