Los objetivos de la Unión Europea en política medioambiental son claros. Para alcanzar su objetivo hacia una economía baja en carbono se requiere un cambio fundamental en el sector de transporte. Actualmente este sector representa una cuarta parte de los gases efecto invernadero en toda Europa.

Los vehículos eléctricos son cada vez más y más atractivos debido a las continuas mejoras tecnológicas, relacionadas con las baterías, respecto a los vehículos tradicionales supeditados a las fluctuaciones de los precios del petróleo. Ya en la actualidad, el vehículo eléctrico se utiliza cada vez más en el mundo principalmente por flotas de vehículos para el transporte urbano, el coche compartido, y para la entrega de productos, etc. Además, casi todos los fabricantes están en el proceso de industrialización avanzada (si no están ya con la comercialización) por lo menos uno o más modelos de coche híbrido-eléctrico. Vehículos que en su versión “plug-in” facilitará la creación de una infraestructura para la recarga de las baterías.

En este sentido, los vehículos propulsados por fuentes de energía renovables desempeñan actualmente un papel importante, donde la Unión Europea se plantea las dos metas principales son:

  • Avanzar hacia un sistema de transporte sin carbono
  • Cumplir con su objetivo de reducir los gases efecto invernadero (GEI) en un 80-95% para el año 2050.

Aumento de la demanda de electricidad

El crecimiento del uso de vehículos eléctricos dará lugar a una demanda extra en la UE: el consumo total de electricidad en Europa de estos vehículos pasará de 0,03% en 2014 al 9,5% en el año 2050, según la Agencia Europea de Medioambiente (AEME).

La agencia también estima que un 80% de los vehículos fabricados en 2050 serán eléctricos. Partiendo de esta premisa, para satisfacer la demanda extra de energía se requerirá una generación adicional de electricidad. Además, esta energía deberá integrarse en la infraestructura de la red en toda Europa. Por tanto, la pregunta es, por tanto, cuánta electricidad se necesita, y qué tipo de generación se utiliza para cubrir esta demanda adicional de electricidad y cómo se gestionan los picos de carga.

Según el estudio, hasta 2030, la demanda adicional de energía por parte de los vehículos eléctricos será limitada y no influirá significativamente en el sistema eléctrico. Pero, a partir de ese plazo, con altas cuotas de mercado de los vehículos eléctricos asumidos en 2050, la demanda de electricidad requerida tendrá un impacto más significativo en los sistemas eléctricos de Europa.

La proporción del consumo de electricidad requerida por una cuota del 80% de vehículos eléctricos en 2050 variará entre el 3% y el 25% de la demanda total de electricidad en los 28 Estados miembros de la UE, dependiendo del número de vehículos eléctricos previstos en cada país. En promedio, para la UE-28, la proporción de la demanda total de electricidad requerida en 2050 es del 9,5%. En general, una capacidad eléctrica adicional de 150 GW será necesaria para cargar coches eléctricos. Esto equivaldría a 18 grandes centrales convencionales, como nucleares o ciclos combinados y representan un 15% del actual sistema eléctrico de toda la UE.

Esto podría poner en tensión la infraestructura eléctrica sin una inversión coordinada con el crecimiento. No se puede establecer un patrón común para todos los países. Incluso entre diferentes países con una proporción similar de energías renovables, la estrategia de gestión para dar cabida a un alto número de vehículos eléctricos podría ser muy diferente, dependiendo de los tipos de energía renovable y la generación de energía convencional en cada país. Un claro ejemplo sería, los países con alta capacidad de generación de energía solar, para los cuales el pico de carga preferido sería durante el día, estos países deberán aplicar diferentes estrategias de red y administración de energía que los países que tienen solo viento. En el caso de España, en concreto, se dispone actualmente de una sobrecapacidad de un 40%, por lo que la inversión estaría por debajo de la media europea.

Además, un aumento en el uso del vehículo eléctrico tendrá como resultado:

  • Reducción de CO2 y las emisiones contaminantes a la atmósfera
  • Mayores emisiones de la producción de electricidad asociada.
  • Aumento global de dióxido de azufre SO2, debido a las emisiones de generación de electricidad.
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Evolution of CO2 from transport in the electricity sector, Oko-Institut.

¿Cambio en el patrón de consumo?

A día de hoy nadie pone en duda que el petróleo es la fuente de energía más utilizada en el mundo (el consumo diario alcanza 95 mbpd) pero si el coche eléctrico acaba consolidándose y desplazando al convencional, el liderato del petróleo podría verse reducido ya que, una quinta parte el consumo global del petróleo viene por el transporte.

No obstante, actualmente los coches eléctricos se encuentran por debajo del 1% del mercado total de los vehículos por lo que aún queda mucho por recorrer. Y en lo referente a las perspectivas de futuro contamos por un lado con entidades como la OPEP que estima que ese share de mercado va a seguir siendo el 1% en el 2035, y por el lado opuesto, agencias como Bloomberg, que prevén que el crecimiento del coche eléctrico puede causar la próxima crisis del petróleo.

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Forecast of quantity of oil displaced by those electric vehicles, Bloomberg.

El principal inconveniente es que las estimaciones anteriores han sido creadas a partir de la tecnología y precios actuales. Por ese motivo, las empresas dedicadas a los combustibles fósiles han subestimado el impacto en el mercado de la llegada del coche eléctrico y el incremento de las energías renovables. Algo que tendrá un mayor impacto en sus cuentas en los próximos años.

En los próximos años se esperan importantes avances. Desarrollos que alcanzarán un punto crítico de evolución que les permitirá llegar al mercado de masas y adelantar en décadas las expectativas de la industria de los combustibles fósiles.

Según las estimaciones de la AEME anteriormente mencionadas, si en 2050 un 80% de los vehículos fueran eléctricos esto supondría el desplazamiento de unos 25 millones de barriles de petróleo cada día, y que supondrá que el petróleo alcance ya su pico máximo de producción en 2020.

El desplazamiento hacia un modelo energético más sostenible está en marcha

Una gran parte de los vehículos eléctricos en las carreteras de Europa en el futuro tendrá implicaciones para la infraestructura de generación y distribución de energía eléctrica. La integración de la demanda de electricidad adicional plantea diversos retos. Es importante que los sectores del transporte por carretera y de energía actúen de forma conectada, y que las decisiones políticas y de inversión de los dos sectores se mantengan integrados.

Los vehículos eléctricos son sólo una manera en la que Europa puede avanzar hacia una economía más eficiente de los recursos y el sistema de transporte sin carbono. La sustitución de los vehículos convencionales por vehículos eléctricos ayudará a reducir las emisiones. Sin embargo, los vehículos eléctricos no resolverán otros problemas relacionados con el transporte, tales como la congestión creciente y el aumento de la demanda de infraestructura vial. Se necesita una transformación sistemática, un cambio hacia el transporte no motorizado y / o público y el cambio de las formas en que usamos nuestros sistemas de transporte. Esto ayudará a lograr el compromiso de la UE hacia una economía baja en carbono eficiente, verde y competitiva.

Sonia Díaz | Energy Consultant

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