El Gobierno Español ha aprobado este mes en el consejo de ministros su hoja de ruta del Hidrógeno para los próximos diez años, en línea con la estrategia de la Unión Europea.
La guía incluye 60 medidas para preparar el marco regulatorio y favorecer la investigación e innovación hasta 2030, poniéndose como objetivo llegar a una capacidad instalada de electrolizadores de al menos 4 GW. Y un objetivo para 2024 de 300 MW – 600 MW para 2024. Se trata de un objetivo ambicioso teniendo en cuenta que representa un 10% del objetivo que se ha propuesto la Comisión Europea para el conjunto de países que la conforman.
Otro de los objetivos es el de conseguir que un 25% del consumo de hidrógeno industrial provenga de origen renovable en 2030, mediante la implantación de “hidrogeneras”, trenes y vehículos de transporte pesado propulsados por hidrógeno. Contemplan controlarlo mediante la introducción de un sistema de garantías de origen que garantice que el origen sea 100% renovable.
Incentivando el desarrollo de la cadena de valor, buscan abrir oportunidades en la generación de empleo sostenible y la actividad económica (fabricación de ensambladores de electrolizadores, de pilas de combustible, de componentes, de vehículos, etc..)
Otras propuestas más concretas:
- Incentivos económicos.
- Incentivos para la industria consumidora.
- Polos de consumo: fomentando e incentivando la creación de “valles de hidrógeno”.
- Apoyo a la industria del automóvil.
- Servicios de movilidad basados en hidrógeno renovable mediante una flota de 150 buses, 5.000 vehículos ligeros y pesados y 2 líneas de trenes comerciales.
- Desarollo infraestructura ferroviaria de repostaje o hidrogeneras (objetivo de mínimo 100)
- La participación de electrolizadores en mercado eléctrico.
- Nuevos núcleos de producción de hidrógeno que eviten la despoblación rural.
- Apoyo I+D+D: financiación exclusiva para proyectos de la cadena de valor.
Calculan que con estas medidas será posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 4,6 millones de toneladas equivalentes de CO2, de los 313 millones de 2019. Y estiman para ello una inversión de 8.900 millones de euros de los fondos creados por la Unión, EU Next Generation y la Clean Hydrogen Alliance.
¿Cómo se posiciona Europa?
Europa ya se pronunció este verano, posicionándose de forma clara, quieren convertirse en líderes mundiales en tecnología limpia. Ven el hidrógeno verde (de origen renovable) como la solución para recortar emisiones en sectores altamente dependientes de los combustibles fósiles y en los que la electrificación no es posible, además no emite CO2 y no contamina.
Con esto quedan descartadas del plan, las inversiones en hidrógeno azul (proveniente de gas natural con captura y almacenamiento de CO2) o gris (proveniente de carbón o gas).
Por ello se han puesto unas metas bastante claras. El objetivo es multiplicar por seis la capacidad de producir hidrógeno renovable para 2024, reduciendo los costes del combustible.
¿Cuál es su estrategia?
La estrategia de la Comisión Europea es afrontar el cambio gradualmente, concretamente en tres fases:
- Fase I (2020 – 2024)
Descarbonizar la producción de hidrógeno ya utilizado (en sectores químicos, por ejemplo). Instalar como mínimo 6 GW de electrolizadores capaces de producir 1 millón de toneladas de hidrógeno limpio. (ahora hay solo 1 GW y no es limpio)
- Fase II (2024 – 2030)
Instalar 40 GW de electrolizadores produciendo 10 millones de toneladas de hidrógeno limpio. Extender su uso a sectores como el acero, y transporte pesado.
- Fase III (2030 – 2050)
Extender a otros sectores donde la electrificación no es posible. Generar 1 millón de puestos de trabajo y cubrir hasta el 24% de la demanda de energía mundial con ventas de 630.000 millones por año.
Para este despliegue se calcula que se invertirán entre 180.000 – 470.000 millones de euros hasta 2050. Contemplados en parte dentro del Fondo de Reconstrucción de 750.000 millones de euros que ha creado la UE para salir de la crisis del Covid.
Mucho trabajo por hacer
A día de hoy, la cantidad de hidrógeno que se usa es limitada y la mayoría proviene de combustibles fósiles y el hidrógeno de origen solar o eólico, no es rentable. Por poner números, el hidrógeno llamado verde cuesta entre 2,5 y 5,5 €/Kg, sin embargo el proviene de origen fósil cuesta 1,5 €/Kg. Pero los costes están bajando de forma muy rápida, de hecho, en los últimos diez años ha caído en un 60% y se espera que siga bajando debido a las economías de escala.
Los objetivos de Europa y la transposición en España parece que van claramente a derribar las barreras que impedían crecer al hidrógeno, poniendo medidas para conseguir un amplio almacenamiento, producción competitiva e instaurar un mercado.
Está claro es que la nueva economía del hidrógeno puede convertirse en un motor de crecimiento para ayudar a superar el daño económico provocado por la pandemia. Pero habrá que ver si los incentivos son lo suficientemente estimulantes como para que aumente la inversión privada y alcancemos los hitos según el plan previsto.
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