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Todos recordamos el bombo mediático que tuvo la COP21; acuerdo de Paris sobre el cambio climático que tuvo lugar en 2015. Mi pregunta es, ¿quién conoce el “Winter Package” aprobado por la comisión europea el 30 de noviembre 2016? Un paquete de medidas que recoge, bajo el título “Clean Energy Packging” (conocido como C.E.P.), ocho propuestas legislativas, con la intención de llevar a cabo una transformación del sistema energético europeo. Una transformación que desembocaría en una Europa de energía limpia y cuyos ejes son por orden de relevancia:
- Priorizar la eficiencia energética;
- Asegurar el liderazgo de la Unión Europea en energías renovables;
- Hacer del consumidor el centro de las políticas.
Estas propuestas presentan los elementos restantes para una aplicación plena del marco de actuación de la UE en materia de clima y energía hasta 2030. Unas propuestas bien recibidas por el sector que hacían percibir como incompletos los anteriores paquetes sobre eficiencia energética y des-carbonización.
No obstante, dichas propuestas han de ser aun aprobadas por el consejo y el parlamento europeo. El pasado 27 de febrero 2017, nuestro comisario por el clima y energía, Miguel Arias Cañete, enfatizó la importancia de que la comisión el consejo y el parlamento trabajen juntos para acordar el texto de la propuesta legislativa antes de finalizar 2017. Un corto tiempo en el cual se anularan, modificaran y aceptaran dichas propuestas que pueden suponer un aumento de hasta un 1% del PIB en la siguiente década y crear 900.000 empleos.
Agentes Activos
El objetivo de estas propuestas no solo es demostrar que la transición hacia una energía limpia es el sector de crecimiento del futuro sino que los consumidores sean agentes activos. Según el comunicado de prensa, la comisión europea indica que: “En el futuro, todos los consumidores de la UE dispondrán de una mayor oferta de suministro, podrán acceder a unas herramientas de comparación de precios de la energía fiables y tendrán la posibilidad de producir y vender su propia electricidad.” Una propuesta razonable pues, teóricamente, se necesita que todos los agentes puedan tomar decisiones óptimas para tener un sistema eficiente.
Ahora bien, ante esta afirmación, ¿qué implica ser agente activo en la energía para un consumidor? Una relación clara es que ser agente activo implica gestionar la demanda. Hay que tener en cuenta que actualmente existen dos categorías de participación de la demanda:
- “Top-down”: es utilizada por la industria de la energía para reducir el consumo de energía y mejorar la eficiencia energética. Se trata de una gestión activa de la demanda donde las empresas energéticas buscan reducir o eliminar las puntas de demanda. El mecanismo se basa en señales de cantidades. En el caso de España, existe la interrumpibilidad que permite al operador del sistema optimizar las redes mediante el control sobre la demanda de consumidores específicos (normalmente se da en industria intensiva en energía).
- “Botton-up”: los clientes participan activamente en (es decir, deciden) la gestión de sus consumos a fin de lograr una mayor eficiencia y obtener beneficios económicos en su factura. Esta es una respuesta de la demanda donde los consumidores finales realizan cambios en su consumo de electricidad en respuesta a señales enviadas por los operadores del sistema o del mercado. El mecanismo se basa en señales de precio. En el caso de España, es una combinación de tarifas y de precios horarios que incitan a los consumidores a cambiar su perfil de consumo. Unos modifican sus hábitos con la contratación de tarifas discriminatorias y otros diseñan procesos productivos que aprovechan las horas de precios más bajos.
Por lo tanto, el consumidor activo entraría dentro de la segunda categoría: la respuesta de la demanda o “Demand Response”. El tipo de respuesta de demanda varía según el consumidor:
- En Industrias como las conserveras o plantas desalinización de agua que tiene capacidad de acumulación pueden variar activamente su demanda de energía.
- En sector comerciales y residenciales, la gestión activa de su demanda pasa por equipos de climatización (son los más flexibles de gestionar y los que más energía consumen); por electrodomésticos de funcionamiento desatendido (lavadoras, lavavajillas, termostatos inteligentes, etc.) y por el vehículo eléctrico (permiten una modulación de su carga completa con tecnología V2G).
Gestión Activa de la Demanda
Sin embargo, a día de hoy, parece que solo los grandes consumidores tienen implantados mecanismos de gestión de la demanda, aunque el uso de los mismos no dependa de ellos (el servicio de interrumpiblidad se activa por el operador del sistema). Para el resto de consumidores parece que la gestión de su demanda debe ser planificada de antemano y no en tiempo real. Un aspecto contrario ya que lo precios si son a tiempo real. De ahí que el “Clean Energy Package” (C.E.P.) haya incluido varios artículos para obligar el desarrollo de un marco favorable al empoderamiento de los consumidores; y a la aparición de la figura del agregador de demanda así como de las comunidades energéticas locales. Un marco que permita a los consumidores gestionar activamente su demanda con el fin de reducir su factura.
En el artículo 16 de la directiva de electricidad del C.E.P. se define a los consumidores activos, conocidos como “prosumidores” (productores y consumidores), y obliga a garantizar al cliente final el derecho a generar, almacenar, consumir y vender electricidad autogenerada. Un derecho que no debe estar sujeto a procesos desproporcionadamente onerosos sujetos a tarifas de acceso a la red que reflejen los costes, transparentes y no discriminatorios. Incluye que el proceso de conexión a la red sea simple para unidades de 50 KW (-mera notificación al distribuidor). Una figura de consumidor que promoverá la generación distribuida.
Bajo esta directiva uno se plantea cuando se reformará el real decreto de autoconsumo 900/2015 aprobado en octubre 2015. Un decreto que no justifica de forma transparente los cargos asociados a los costes del sistema eléctrico y cargos por otros servicios del sistema (tasas de respaldo). Un decreto que no favorece la instalación de baterías de acumulación, ni el sobredimensionamiento de las instalaciones de autoconsumo. Como resultado, un decreto donde el “prosumidor” de España está empobrecido frente a otros países europeos (como nuestros vecinos de Portugal): no tiene margen para decidir cuándo consumir la autogeneración ni cuando vender su excedente. Es decir, no hay un sistema adecuado de incentivos para que el “prosumidor” participe de forma activa en la gestión de la demanda.
Otra cuestión a legislar es la simplificación de los requisitos y del proceso administrativo para ser autoconsumidor. Una cuestión que afecta al sector de la distribución. Y he aquí el gran desafío para el sistema Español, pues para poder poner en marcha la participación activa de los consumidores se necesita de la tecnología de comunicación y de datos. El consumidor necesita conocer sus consumos horarios y en tiempo casi real para poder actuar. Una tecnología que comienza en los contadores inteligentes (equipos con telemedida y telegestión).
Distribución de la generación
El sector de la distribución, acostumbrado a una generación convencional con un proceso productivo previsible, ha tenido en cuenta a la demanda de forma pasiva y se ha volcado solo en asegurar la capacidad de evacuación de la generación. Es decir, que las redes se diseñaron por potencia en base a dos situaciones críticas: máxima demanda con mínima generación, y máxima generación con mínima demanda. Una situación que siguió dándose con la entrada de las energías renovables poco gestionables pero que ha ido cambiando con la aparición de la generación distribuida; principalmente asociada a procesos productivos (cogeneraciones).
Si bien parece que España debe hacer grandes cambios para adaptarse al C.E.P., no todo pinta negro: En España en concreto ya hay más de un 60% de las tarifas de baja tensión tipo 5 con contadores inteligentes a los cuales dan acceso a través de su portal web. El sector de la distribución ya está cambiando, pasando de ser “Distribution System Operator” a “Distribution System Optimization”. Una evolución natural del sector que tiende hacia las redes inteligentes. En este sentido, en España, específicamente en Barcelona, ya hay pruebas de generación de energía entre pequeños clientes. Gas Natural ha sido incluido en el proyecto europeo InteGridy liderado por Atos que experimenta un nuevo servicio de agregador de demanda, y que facilitará la participación del cliente final en los mercados eléctricos.
El camino está siendo sembrado gracias a la tecnología, pero quedan muchos huecos por definir, sobre todo a nivel regulatorio, para que tanto el sistema eléctrico español, como los consumidores activos puedan convivir. Quien sabe, quizás de aquí a diez años la gente use el aplicativo de electricidad como el whatsapp o Wallapop para apagar electrodomésticos desde el bar o vender energía de sus baterías en picos de demanda.
Marta Merodio | Energy Consultant
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