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El viernes 5 de octubre nos dieron una noticia que la mayoría de gente recibió con los brazos abiertos: el gobierno de España acaba con el “impuesto al Sol”. Tras años de polémicas y batallas, el “Real Decreto-ley 15/2018, de 5 de octubre, de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores” pone fin a casi de 3 años de trabas para la instalación de energías renovables. A continuación, analizaremos con más detalle las implicaciones que tiene este importante cambio.
¿Qué era el “Impuesto al Sol”?
Cuando nos referimos al mal llamado “Impuesto al Sol”, nos estamos refiriendo principalmente al peaje de respaldo (o cargos del RD 900/2015). Para explicarlo de forma resumida, se trata de un cargo que había que pagar por seguir teniendo la red eléctrica disponible, aunque los kWh que estemos consumiendo sean generados por nuestra propia instalación. Los defensores de este impuesto se apoyaban en que la parte variable de la factura eléctrica no va íntegra a remunerar el coste de generar electricidad, sino que también se emplea para financiar el resto de costes fijos del sistema, por lo tanto, si un autoconsumidor deja de pagar esa parte de su energía cuando autoconsume, esto encarecería la factura del resto de consumidores (que tendrían que contribuir en mayor medida a cubrir los costes de transporte).
Este impuesto, por tanto, no se aplicaba a una instalación renovable aislada, ya que en ningún momento utiliza la red de transporte y distribución (ni siquiera como respaldo).
En realidad, este impuesto apenas se llegó a aplicar, pero actuó en gran medida como efecto disuasorio de instalación de renovables.
Pero había más trabas:
Pero no queda aquí la cosa, el “Real Decreto 900/2015 de 9 de octubre de 2015”, además de incluir el peaje de respaldo, añadía múltiples trabas y complicaciones que quitaban a cualquiera las ganas de tener su instalación renovable conectada a red. Repasemos algunas de las más importantes y cómo han variado después del 5 de octubre:
- Papeleo: Con la legislación anterior, había que enfrentar una gran cantidad de trámites administrativos a la hora de legalizar una instalación de autoconsumo conectada a red. Como ejemplo, la primera instalación compartida en España necesitó un año de papeleos y burocracia hasta su puesta en funcionamiento. Uno de los cambios más importantes de esta reforma es la simplificación de los trámites. Según el nuevo decreto, solo las instalaciones grandes que vayan a verter electricidad a la red deben pedir permiso a las compañías eléctricas para conectarse. Las instalaciones domésticas quedan exentas de ese requisito, además de la obligatoriedad de apuntarse al registro de autoconsumo.
- Cargos y peajes: el nuevo decreto también prohíbe establecer cargos o peajes a toda energía renovable.
- Sanciones: la anterior legislación contemplaba sanciones desorbitadas (que podían llegar hasta los 60 millones de euros) para las instalaciones que no cumplieran con la normativa. El nuevo decreto establece que la sanción nunca podrá superar el 10% de la factura anual del consumidor, algo mucho más razonable.
Un futuro renovable:
Parece que todo se está alineando en favor a las renovables, y es que el pasado martes 13 de noviembre, el Parlamento Europeo aprobó la nueva Directiva europea de Energías Renovables por aplastante mayoría: 495 votos a favor y 68 en contra, superando por lo tanto su último trámite. Esta directiva tendrá que transponerse a las leyes y regulaciones nacionales antes del 30 de junio de 2021. Resumimos las principales novedades:
- Nuevos objetivos:
- Objetivo vinculante: 32% en el uso de energías renovables para 2030
- Objetivo indicativo: mejora del 32,5% del conjunto del bloque comunitario para 2030
Ambos objetivos serán revisables en 2023, pero solo para elevar los objetivos y no para reducirlos.
- Derecho al Autoconsumo: se prohíben los cargos y tasas sobre para la energía autoconsumida (al menos hasta el año 2026).
- Derecho a remuneración por la energía generada: se contempla el derecho a obtener una remuneración por los kWh renovables generados y vertidos a red.
- Simplificación de los trámites.
- Interconexión: objetivo de interconexión eléctrica del 15% para 2030. Objetivo importante para que España tenga mayor capacidad de exportación y su aumento de producción no se vea limitado.
- Transporte: Al menos el 14% del combustible usado para el transporte tendrá que proceder de fuentes renovables en 2030.
- Objetivos nacionales: los Estados miembros están obligados a diseñar una estrategia energética y climática con objetivos nacionales, contribuciones, políticas y medidas para el 31 de diciembre de 2019 y con una periodicidad de diez años desde esa fecha.
Impacto:
Las reacciones ante las novedades en el campo de las renovables no se han hecho esperar. Empresas, municipios y particulares plantean ya invertir en energías renovables motivados por la seguridad jurídica que les aporta los últimos cambios normativos. Incluso hemos visto como los medios se hacían eco de la noticia de que el gigante de muebles y decoración IKEA ha anunciado que comenzarán a vender placas solares en España próximamente (actualmente los comercializa en otros 6 países).
Otro ejemplo es la petrolera británica BP, que ya ha iniciado sus planes para invertir en renovables en España para no quedarse atrás frente a sus principales competidores, que también están trasformando su negocio de petroleras a empresas energéticas globales.
Pero hay más:
Por si no hubiéramos recibido suficientes buenas noticias para las renovables, hay que sumar también el hecho de que el gobierno debería presentar el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en diciembre, con el que planea dar un impulso a las energías verdes. Fuentes del gobierno han anunciado nuevas subastas para la instalación de tecnologías renovables de al menos 3.000 MW de potencia al año en el periodo entre 2020 y 2030.
El objetivo del Gobierno es tener un sistema eléctrico 100% renovable en 2050.
Más allá del “Impuesto al Sol”:
Como se intentaba dejar adivinar con el título de esta entrada, lo que nos espera para los próximos años en materia de energías renovables va mucho más allá de la eliminación de ese impuesto tan difícil de entender y que retrasó nuestro camino hacia un mix de generación limpio durante 3 largos años.
Estamos ante una apuesta firme por la energía verde tanto por el gobierno de España como por las normativas europeas.
Como todo en cambio, el camino será difícil. De llevarse a cabo todas las medidas puestas sobre la mesa, nuestro mercado eléctrico se transformaría y respondería a nuevas normas de juego.
Muchas preguntas son las que podríamos hacernos: ¿Cómo afectarán estos cambios a los precios de mercado? ¿Cómo se financiarán estas medidas? ¿Acabará pagando el consumidor como en anteriores ocasiones? ¿Se conseguirán realmente los objetivos planteados?
Lo que está claro es que tenemos ante nosotros una oportunidad de oro de colocarnos a la vanguardia de Europa en materia de energías renovables.
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