El lunes 28 de septiembre, después de las elecciones catalanas, todas las instancias reaccionaron ante la incertidumbre política que parece abrirse. Las opciones independentistas alcanzaron la mayoría en escaños pero no en votos y mientras, la economía sigue y la vida continúa también en el mercado energético.

En este artículo no vamos a debatir sobre el derecho a decidir ni dar nuestra opinión sobre el proceso. Sin embargo, no podemos obviar que un proceso de este calibre podría dibujar un nuevo escenario para la industria y economía en España. El mercado energético Español está marcado por el programa de mercado único energético Europeo. Pero, eventualmente, ¿Dónde se situaría esta nueva realidad en Cataluña? Siempre en ámbito energético, ¿A qué se tienen que enfrentar las empresas que continúen su normal actividad en tierras catalanas?

A nadie escapa la importancia que tiene la Comunidad Autónoma de Cataluña en ámbito económico e industrial y en la que también reside una buena parte de la infraestructura energética del país.

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Si bien Cataluña no es líder en generación Eólica y Solar, tiene 3 de los 8 reactores Nucleares de la península. Una escisión de este mix de generación en España podría tener efectos importantes. Sin embargo nos surgen muchas preguntas sobre si es factible una acción de este tipo en los términos que establece el programa energético del grupo con mayoría parlamentaria en Cataluña.

En teoría, por el hecho de convertirse en Estado independiente, Cataluña podría disponer de la capacidad normativa propia para adaptarse a las necesidades del país. El resultado del 27S abre sin lugar a dudas una larga, intensa y difícil fase negociadora para hacer efectiva la independencia. Se trata de acordar la repartición de activos y pasivos. Respecto a la restitución de la soberanía, se tendría que acordar la subrogación de convenios, la gestión de las fronteras con el Estado, los traspasos de funcionarios, organismos y, por supuesto, los aspectos clave para lo que representa el sistema energético. No nos atrevemos a estimar un plazo para que todo esto se llevara a cabo y ni tan sólo si es o no factible.

¿Cuál es la propuesta del nuevo Gobierno catalán?

Junts Pel Si” sostiene que el sistema energético catalán tiene que ser un modelo centrado en el consumidor, ya sean personas o empresas, en el cual esté garantizado el derecho de acceso al suministro energético fiable, de calidad y a un precio justo y asequible. Este es un mensaje que en nada diferencia a las políticas energéticas actuales. Para hacerlo efectivo y sin entrar en los detalles del cómo y cuándo, los puntos que proponen en su programa son:

· Nueva ley del sector eléctrico que define un nuevo esquema para los mercados energéticos de Cataluña bajo los principios ya enunciados anteriormente.

· Elaborar las bases del nuevo modelo energético catalán y las medidas que deben tomarse a medio, corto y largo plazo.

· Crear un operador de mercado energético catalán, que asumirá la gestión del sistema de ofertas de compra venta de energía eléctrica. El operador tendrá acceso directo a los registros administrativos de instalaciones de producción de energía eléctrica y de distribuidoras, comercializadoras y consumidores directos en mercado y coordinará sus actuaciones con el operador de sistema.

· Crear un operador de electricidad del sistema energético, que gestionará la red de transporte, garantizará la continuidad y seguridad del suministro eléctrico y asegurará la correcta coordinación de los sistemas de producción y transporte del sistema eléctrico, bajo los principios de transparencia, objetividad e independencia.

· Crear un operador de gas del sistema energético, que velará por la gestión correcta de las redes básicas y de transporte secundario de gas natural, y actuará como autoridad entre los diferentes sujetos del sistema gasista.

· Crear el regulador del sistema energético catalán, las funciones del cual serán asumidas inicialmente por la Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) y hasta que no se constituya definitivamente.

· Crear una comisión de seguridad nuclear y protección radiológica, que será el referente del Organismo Internacional de Energía Nuclear de la OCDE, de la Asociación Internacional de Reguladores Nucleares y de la Asociación de Reguladores Nucleares Europeos.

· Modificar la legislación catalana de residuos para incorporar los elementos propios de la gestión de residuos nucleares; establecer un organismo de vigilancia y control, e impulsar un acuerdo entre Cataluña y Francia para el traslado de combustible gastado.

Hay una clara falta de concreción en el programa. Es decir, los planes a corto que dibujan, establece un modelo de mercado energético liberalizado tal y como lo tenemos actualmente, reescribiendo la normativa para hacer un mercado libre de la carga histórica (déficit de tarifa, moratoria nuclear, interrumpibilidad, subvención al carbón nacional…) que, para bien o para mal, ha configurado la realidad del mercado Ibérico.

Pero éstas son meras medidas para crear una estructura propia y cuyo resultado dependerá en mucho de la disponibilidad de reconocer, negociar y aceptar por parte del Gobierno Español la autoridad de un nuevo estado independiente.

Pero vayamos un poco más allá. ¿Qué hay de los planes a largo plazo?

Cataluña como España, carecen de recursos energéticos primarios convencionales propios y, por lo tanto, la política energética del país siempre será uno de los pilares básicos a considerar en el nuevo estado. Esta realidad casi establece por ella misma la necesidad de la eficiencia, el ahorro y la reducción de la intensidad energética de nuestra economía como objetivos prioritarios y permanentes.

Como otros países de nuestro entorno, en España, tenemos una dependencia excesiva a las energías de origen fósil y a pesar de ser un país mediterráneo con sol y viento, el desarrollo de las energías renovables es claramente insuficiente. Hoy por hoy dependemos en un 75% de los combustibles, un 20% de la energía Nuclear y un 4% de energías renovables.  Desde el lado de la demanda, el 69% del consumo energético final lo destinamos al transporte y la industria, el 16% al ámbito doméstico, el 13% al sector servicios y el 3,5% al sector primario.

La estructura energética, tanto por la parte de la oferta como por el de la demanda, es rígida y no se puede cambiar significativamente a corto plazo. Por lo tanto, se deben mejorar en el futuro, en connivencia con el conjunto de empresas del sector, para cumplir la Directiva Europea del 20/20/20 y lograr para el 2020 la conocida reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, asumir también el 20% de fuentes renovables en el consumo global y aumentar la eficiencia energética con el objetivo de generar ahorro del 20%. Por otro lado, se tienen que poner las bases para conseguir los objetivos más ambiciosos, también en coherencia con la Unión Europea, en vistas al 2050.

Además, la política energética es la pieza fundamental por la que Cataluña avance hacia una economía de baja intensidad de carbono y contribuya así a la lucha contra el cambio climático.

El proceso de transición a un mercado energético Catalán pretende continuar con el programa establecido en España en el que se asumirán las Directrices Europeas para el futuro desarrollo energético. Si bien dibuja, en teoría, un panorama algo menos atractivo para las históricas compañías energéticas por ser consideradas parte del problema de un mercado insuficientemente competitivo. Este proceso pretenderá seguir las directivas europeas por las que obligan a abrir a la competencia efectiva la generación, la distribución y la comercialización eléctrica, pero la transposición de las mismas por parte del estado español se ha hecho, en su opinión, de manera inadecuada y no se ha logrado alterar la estructura oligopólica del mercado ni introducir una verdadera competencia al alcance de los consumidores.

Se pretende corregir el actual mantenimiento de un mercado considerado como oligopólico con una formación de precios poco transparente, al arbitrio de unos costes regulados que suponen cerca del 50% de la factura eléctrica que paga el usuario, y que han generado un voluminoso déficit de tarifa que incrementará todavía más unos precios que ya se encuentran entre los más altos a nivel europeo. Todo ello a través de las siguientes medidas:

· Un pacto nacional entre las instituciones y las gentes económicas y sociales para conseguir en el 2050 una generación 100% renovable. Una medida que suscita muchas preguntas. Actualmente no hay ningún país que pueda funcionar con energía 100% renovable.
· Abordar la nueva regulación en base a la transposición efectiva y la aplicación rigurosa de las directrices europeas.
Incorporarse al futuro mercado único europeo que tiene el horizonte de fijar el mismo precio de electricidad en todo el ámbito europeo.
· Evitar conflictos de interés entre los diferentes agentes de mercado impulsando la separación jurídica y estructural de las actividades de generación, transporte, distribución y comercialización.
· Promover la evolución hacia un sistema eléctrico distribuido, eliminando las barreras de entrada a pequeños productores, públicos y privados, y favoreciendo el autoconsumo de energía, especialmente de fuentes renovables. Este programa no contempla soportar la parte proporcional del déficit de tarifa que actualmente carga al autoconsumo con el peaje de respaldo aprobado por el Gobierno Español.
· Plantear escenarios adecuados para decidir la política nuclear catalana en el marco de la transición hacia una producción con mayor peso de la energía renovable y la priorización de una economía de bajo carbono, dado que las centrales en territorio catalán cumplirán los 40 años de funcionamiento a mediados de la próxima década.
· Promover la eficiencia energética en todos los ambientes, especialmente en la industria, el transporte y el hogar.
· Promover una auditoria pública sobre la legitimidad de los costes de transición a la competencia y del déficit de tarifa que pagan los usuarios de Cataluña.
· Establecer los medios para garantizar el acceso a la energía por parte de los ciudadanos que se encuentren en situación de vulnerabilidad económica.
· Convertir el Instituto Catalán de la Energía en la Agencia de la Energía de Cataluña, homologable a las agencias públicas europeas en este ámbito.

Conclusión:

El proceso definido por los partidos nacionalistas para una hipotética Cataluña independiente parte de una gran cantidad de hipótesis y retos. Por un lado, el de ámbito estrictamente Ibérico y por el cual el Gobierno Español se atenga a negociar una segregación de una parte importante de su infraestructura energética, así como el reconocimiento del pago de una deuda (CTC’s, déficit de tarifa,…) al mismo tiempo que se mantienen las interconexiones. Por otro lado, el reconocimiento de los países miembros y en especial Francia con el que se pretende desarrollar un plan de desarrollo a medio largo plazo y entrar a negociar sobre la propiedad de las interconexiones energéticas.

Siguiendo las líneas maestras del Libro Blanco sobre la Transición Nacional de Cataluña, el programa de Junts pel Sí insiste en presentar un futuro con una electricidad un 30% más barata que en el Estado español. Lo más novedoso es que se apuntan de manera muy ambiciosa al mix energético 100% renovable para 2050.

La configuración de un modelo energético ideal, voluntarista, con bastantes inconcreciones y la consideración de que el resto de países aceptarán las condiciones tal y como se describen, hacen del capítulo energético del Libro Blanco sobre la Transición un reto con mayúsculas. La idea de crear un mercado ideal, sin tener que cargar con la factura de una transición a mercado libre como ha hecho el Ibérico, hace difícil creer que todos los puntos enunciados se van a cumplir. Si bien es cierto que sea cual sea el nuevo escenario, las empresas tendrán que seguir comprando en un mercado liberalizado y con perspectivas de un plan a largo plazo definido por la UE. Sin embargo, quedan todavía muchas preguntas sin respuesta y que sólo conseguiremos esclarecer a medida que veamos cómo evoluciona el programa de Transición Nacional de Cataluña y que no está exento de grandes retos y dificultades.

Alejandro de Roca | Operations Director

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