Abdelaziz Bouteflika, el presidente argelino, cuya candidatura avivó semanas de protestas en su país, anunció el 11 de marzo que no buscaría un quinto (!) mandato. Si al lector no le interesa la política externa, puede parecer un tema aburrido, pero adquiere otra importancia si le digo que España importa más del 50% de su gas de Argelia y que estamos hablando del país más grande de África y del «mundo árabe».
Argelia y sus hidrocarburos
En enero de 1956 se descubrió petróleo en el Sáhara: 12.200 millones de barriles. No sólo eso, también se descubrió la décima reserva de gas natural más grande del mundo.
En ese momento, Argelia era territorio francés, y los franceses no tardaron en bloquear el acceso a estos depósitos a todos excepto a las empresas francesas (excepciones hechas a las empresas extranjeras que se asociasen con los franceses). Después de la guerra de Argelia, el país se independizó en 1962, pero, desgraciadamente, el acuerdo entre ambas naciones estableció un organismo conjunto, responsable por el «desarrollo de la riqueza del subsuelo sahariano» (es decir, de garantizar el suministro de petróleo argelino a Francia e impedir que Argelia creara otros vínculos comerciales) y así nació SONATRACH (hoy en día la empresa más grande de África).
Incluso después de ingresar en la OPEP en 1969, Argelia tendría que esperar hasta 1971 para lograr la nacionalización de la mayoría de sus campos petroleros y de la totalidad de sus yacimientos de gas natural a través de su empresa nacional.
En números
Con sus 20 billones de metros cúbicos de shale gas técnicamente recuperable, Argelia ocupa el tercer lugar en esta categoría. El país también exporta 540 mil bpd (o 49%) de su producción total de alrededor de 1,1 millones de bpd. Su mayor cliente es el suroeste de Europa, y su hegemonía deriva del gasoducto de alta presión Magreb-Europa (MEG), que conecta Europa continental (Cádiz/Cordoba en España y Campo Maior/Leiria en Portugal) con los yacimientos de gas de África a través de Marruecos y Argelia, y de TRANSMED, que los conecta con Italia a través de Túnez.
Las exportaciones de Gas Natural de Argelia a España aumentaron un 26% en los últimos 15 años, situándose en torno al 50% de las importaciones de todo el país. Además de eso, España es el único país que aparentemente no ha abordado esta dependencia con mayor profundidad. Esto puede ser comprensible, ya que el país vende a Europa la idea de que Argelia representa una alternativa a Rusia en su aparente esfuerzo por reducir su dependencia del gobierno de Putin. Sin embargo, la limitada conexión física con Europa Central (no more MIDCat) hace que este punto sea difícil de vender.
Portugal, cada vez más dependiente de las cargas de GNL oceánico, puede tener un problema más importante según el año, con una dependencia de SONATRACH de hasta 60% en algunos casos.
Italia es también un importador masivo, con un 30% de su volumen total importado procedente de Argelia. La disminución durante los años 2014 y 2015 fue una situación anómala, generada por una fuerte disminución de la demanda y por una decisión de ENI, que mantiene contratos a largo plazo tanto con GAZPROM (Rusia) como con SONATRACH, dando prioridad a los flujos rusos en detrimento de las retiradas de África, reduciendo la presión sobre la producción argelina mediante el aumento del consumo interno. Este alivio de la presión ha permitido a Argelia invertir en las fases iniciales del proceso de producción contribuyendo de este modo a la fiabilidad a largo plazo de sus exportaciones.
Curiosamente, Francia – mucho mejor interconectada y con más relaciones históricas – depende mucho menos de Argelia, con la mayoría de los cargamentos del país llegando a través del Mediterráneo.
Lo que la verdad esconde
¿Recuerdan ese gran pico en los mercados energéticos de España y Portugal a principios de 2017 que originó tantos titulares? Como hemos mencionado entonces, no se trataba sólo del frío y de los problemas con la energía nuclear francesa; un factor importante fue un problema inesperado en las terminales de licuefacción de Skikda y Béthioua que duró tres semanas. Además, después de la puesta en marcha, el suministro volvió a cerrarse debido a un problema en un gasoducto. Si se combina esto con un mercado de gas muy alcista y un sistema nuclear francés plagado de problemas, se tiene una receta para el desastre financiero.
Se puede decir que “no pasa nada”, al final todos los terminales reanudaron sus operaciones y el mercado volvió a una (cara) normalidad. Asimismo, sí que es una llamada de atención relativamente a nuestra dependencia de Argelia y debería dar lugar a la pregunta: ¿cuán seguro se encuentra el 50% de nuestro suministro de gas? Veamos el pasado reciente de Argelia para encontrar algunas pistas.
Dependiendo de cómo lo vea, los argelinos pueden o no estar todavía en una Guerra Civil con grupos islamistas. El conflicto civil se prolongó oficialmente desde 1991 hasta principios de los años 2000 (depende de la fuente), y derivó de la supresión de la victoria política (por una pequeña mayoría) de un “partido” islamista, alcanzando su punto álgido a mediados de la década de los 90. Sin embargo, el aumento de la popularidad del IS y Al Qaeda ha devuelto parte del fervor islamista, con grandes ataques suicidas en 2007 y 2008 y una serie de ataques más pequeños desde entonces, el último en 2017.
Estos ataques incluso salpicaron sus exploraciones de Gas Natural. En enero de 2013, 32 militantes tomaron el control de la planta de gas de Tiguentourine (STATOIL, BP y SONATRACH) en Amenas (sur de Argelia), comenzando un asedio de cuatro días que mató a docenas de rehenes extranjeros. Las investigaciones indicaron que los terroristas se beneficiaron de ayuda interna en su planificación del atentado. Otra planta gestionada por este consorcio fue atacada en 2016, esta vez la planta de gas de In Salah, que fue atacada por varios cohetes.
Al largo de 2010 y 2011, Argelia también sintió algo del fenómeno ahora conocido como la «Primavera Árabe», donde los manifestantes protestaron por el desempleo, los altos costes de los alimentos, la falta de vivienda y la corrupción – problemas similares a los de otras naciones del norte de África. Esto terminó con su actual presidente – que por cierto está en el poder desde 1999 (lo que no suele ser un buen indicador democrático) – terminando un estado de emergencia que duró 19 años (¡), impuesto inicialmente para ayudar a las autoridades a combatir a los insurgentes islamistas antes mencionados pero que, sin embargo, degeneró en la típica represión política estándar.
De hecho, hace sólo un par de días el reciente movimiento argelino contra el actual presidente entró en una fase muy similar a la de hace casi 10 años, con manifestantes (en su mayoría jóvenes) pidiendo ahora un cambio total en su sistema de gobierno. Sin liderazgo y sin respuestas a sus solicitudes, quién sabe qué puede pasar con Argelia – incluyendo el secuestro del movimiento por parte de organizaciones islamistas (aunque el ejército no tiene intención de permitir que esto ocurra y, obviamente, los intereses extranjeros son mucho mayores que en el caso de Egipto o Túnez).
Conclusión
Aunque no ha habido una interrupción importante del suministro argelino desde la guerra civil, todos estos ejemplos implican que, aunque Argelia es un país sólido, su estabilidad sigue estando comprometida y, con ella, más dolores de cabeza para el sudoeste de Europa. ¿Cuál es nuestra alternativa entonces? ¿Rusia? ¿Las cargas de GNL procedentes de los cada vez más competitivos EE. UU.?
Una cosa está clara: el proyecto MIDCat fue rechazado bajo el supuesto de que el suministro de España está bien asegurado, incluso sin conexión a Europa Central. Aunque esto podría ser cierto cuantitativamente, como hemos visto en 2017, incluso un pequeño problema en el suministro argelino puede dar lugar a subidas masivas de precios en las circunstancias adecuadas. Ahora imagínense los efectos que puede tener un problema estructural, que lleve a España, Portugal e Italia a competir por los cargamentos de GNL a base de precio. Si a esto se añade la creciente demanda española de gas, ya que el carbón y la energía nuclear se están eliminando gradualmente, los resultados podrían ser desastrosos.
¿Dónde están los proyectos de almacenamiento de energía?
Hugo Martins | Analyst
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