La pandemia de coronavirus ha provocado una crisis mundial de salud y económica sin precedentes. El sector energético, como ente clave se ha visto especialmente afectado por esta crisis, pero también es un sector fundamental para la respuesta global y los esfuerzos de recuperación.

La seguridad energética sigue siendo un área de especial relevancia y la crisis ha puesto en valor la configuración de la infraestructura eléctrica, lo que respalda la respuesta a la pandemia de coronavirus. Demuestra el papel central y la importancia de la electricidad, y lo que los responsables políticos deben hacer para garantizar que los sistemas actuales y futuros sigan siendo fiables incluso a medida que se transforman, como está sucediendo en los últimos años centrándose en las tecnologías renovables.

Poniendo el foco en este último punto, el de las energías limpias, la amenaza del cambio climático no entiende de crisis, pese a que los gobiernos tratan de afrontar soluciones a esta pandemia, no deben dejar del lado los objetivos establecidos en la última cumbre, la COP25. Lo que está claro es que las energías renovables no se salvan de los devastadores efectos del Covid 19, de hecho, muchas de las inversiones en proyectos de energía renovable se verán afectadas, lo que frenará una transición hacia una economía baja en emisiones. ¿conseguirá el sector salir inmune?

En el contexto español, con la ministra de Transición Ecológica al frente, el paso ya estaba dado. Con el PNIEC, la Ley de Cambio Climático y los Plantes de Transición Justa, en marcha. Pero ahora se ha zarandeado todo. Si bien es cierto, al tratarse de generadores de un bien básico, las plantas de producción eólica y solar no han dejado de funcionar por la pandemia. Pero ¿qué pasa con los proyectos en marcha?

Antes de nada, vamos a detallar la situación previa al virus: Las inversiones en renovables estaban completamente desatadas. De hecho, intermediarios sin proyectos reales detrás, especulaban con la compra de permisos de acceso y conexión en el sistema eléctrico. A pesar de que Red Eléctrica había denegado la mitad de los proyectos, a finales de febrero ya había otorgado 110GW de eólica, pero sobre todo fotovoltaica, más del triple de la potencia instalada en la actualidad. Pero todo esto se ha visto amenazado por la crisis sanitaria. Un acontecimiento que, entre otras cosas, ha cambiado radicalmente el consumo energético.

El crecimiento del sector renovable se ha desacelerado en el último mes y medio, la contracción financiera resultante y el colapso de los precios del petróleo ha hecho que los proyectos de mayor tamaño hayan tenido que parar. Esto ha empujado los precios spot por debajo de los 20€/MWh (mientras que la referencia a futuro se resiste por encima de los 40€/MWh), que a la vez hace que los retornos de las inversiones se alarguen más allá de los 10 años. Esto perjudica al sector en relación a la generación tradicional donde las infraestructuras ya están amortizadas.

Figura: Balance generación histórico y objetivo. Elaboración propia: datos PNIEC

Sin embargo, el ámbito más perjudicado puede ser el autoconsumo. Ya que la mitad de los proyectos han sido llevados por la industria mientras que la otra mitad los han implementado medianas y pequeñas empresas que son los que se están viendo más afectados por el impacto negativo del coronavirus.

Desde UNEF (Unión Española Fotovoltaica) indican que las plantas de generación solar fotovoltaica que se encontraban en trámites administrativos, tras la pandemia, se han paralizado. ¿Se retomarán los proyectos después del virus? Probablemente sin ayuda del Gobierno no. Si se quiere apostar por la recuperación del autoconsumo, el Gobierno va a tener que incentivar las inversiones como mínimo el primer año. Varias asociaciones coinciden en una reducción del IVA de la inversión en los domésticos, actualmente gravada en un 21%. Pero también podría servir algún tipo de desgravación fiscal que permita amortizar la inversión de forma más rápida. Y en una situación actual coge más relevancia si cabe la informatización de los trámites administrativos que tanto alarga los procesos de instalación.

Qué puede suceder

Hace medio año la AIE (Agencia Internacional de la Energía) pronosticaba que el año 2020 sería un año récord para el sector renovable, no solo en Europa sino también en China, Estados Unidos y la India. Y así estaba siendo, sin embargo, tras el virus puede que la situación cambie.

Los gobiernos de los diferentes países están elaborando planes de estímulo en un esfuerzo por contrarrestar el daño económico del coronavirus. Estos paquetes ofrecen una excelente oportunidad para garantizar que la tarea esencial de construir un futuro energético seguro y sostenible no se pierda en medio de la serie de prioridades inmediatas.

La forma en que la situación afecte a las energías renovables dependerá de la duración del confinamiento y las medidas de distanciamiento social. Pero sin paquetes de estímulos en respuesta a la recesión económica por parte del Gobierno, la crisis causada por el coronavirus podría alterar considerablemente su impulso.

Sonia Díaz | Energy Consultant

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