El déficit no es otra cosa que la deuda que tenemos los consumidores con el sistema eléctrico. Concretamente es la diferencia entre los costes del sistema y lo que ingresan los ingresos regulados por sistema.

¿Cuándo se creó?

En el año 2000 el gobierno de aquel momento decretó que el coste de la energía eléctrico no podía subir más de un 2% anual para el consumidor final (en plena integración en el Euro era trascendental que el coste de la electricidad no hiciera incrementar la inflación). A partir de esa regulación todo incremento que estuviera por encima del 2% debía acumularse al concepto de “déficit de tarifa”, una deuda con las compañías eléctricas en sus balances (UNESA) que debería ser pagado en el largo plazo. El déficit se reparte así, Endesa, el 44%; Iberdrola, el 35%; Gas Natural Fenosa, el 13%; EDP, el 6% y en algunos casos Viesgo y Elcogás, con algo más del 1% cada una.

¿Qué lo causó?

En 2005 el déficit anual empezó a ser significativo debido a que aumentaron los costes de generación eléctrica y éste aumento no se trasladó al consumidor final. En época de crisis toda medida “impopular” no hubiera sido bien acogida. De ahí que las posteriores regulaciones no fueron suficientes para frenar la deuda que crecía año tras año

Así que, lo que fue una excepción se convirtió en norma y se agravó cuando comenzaron a sentirse las consecuencias de las primas a las renovables, que acabaron por repercutirse en parte en ese saco sin fondo, cada vez más grande, del déficit de tarifa.

No obstante, las renovables no son las causantes directas del déficit. Si bien es cierto que suponen un coste importante (7.000 millones de euros), también se deben considerar como una inversión en el futuro, además de ser uno de los sectores que más empleo está creando. Hay otro tipo de ayudas que ayudaron a acrecentar la deuda como han sido:

  • Costes de transición a la competencia, 10.000M€
  • Moratoria nuclear, 4.000M€
  • Subvenciones para la quema de carbón, 400M€/año
  • Pago interrumpibilidad, 700M€
  • Condonación deuda por facturar indebidamente a usuarios 3.600M€
  • Más de 27 pleitos pendientes 7.000M€, indemnizaciones por sentencias condenatorias en los arbitrajes de las renovables.

Más tarde, en 2011 se creó un Fondo de Titulación, conocido por FADE. Donde la organización había emitido instrumentos financieros para la colocación de deuda a terceros. El importe de los derechos de cobro inicialmente cedidos por las empresas al FADE ascendió a 18.000 M€. Asimismo, se estableció en este RD que las cantidades pendientes por los déficits pasados que aún permanecen en los estados financieros de las empresas sean traspasadas al mencionado Fondo de Titulización, liberando así, de esta carga a las empresas eléctricas.

Source: CNMC, Energy evolution Déficit/ Surplus

De déficit a superávit

En el año 2013, se estableció la Ley del sector eléctrico, que tenía como objetivo, corregir los desequilibrios entre ingresos y costes de la última década. Así fue como en 2014 el balance anual cambió el signo a positivo como se observa en el gráfico anterior.

Sin embargo, que no hubiera déficit anual no quiere decir que no haya deuda acumulada, ya que a fecha de hoy se calcula que hay un déficit acumulado de 23.070M€.

El Ministerio de Industria solicitó a la CNMC un informe sobre la cuantía de la deuda para conocer como amortizará la deuda. Así, del conjunto de las cuatro categorías de derecho de cobro actuales:

  • Déficit de 2005
  • Déficit ex ante
  • Fondo de Titulización del Déficit Eléctrico o FADE
  • Déficit de 2013

La cuota de este año suma 2.850M€, cifra que desciende lentamente de tal manera, que, aun en 2024 se pagarán 2.357M€ y en 2025, 2.362M€, según el informe.

Por tanto, necesitaríamos unos 11 años para amortizar el importe pendiente y los intereses que alcanzan los 1.000M€ al año.

 

¿Va el consumidor eléctrico del futuro a pagar esta deuda que le viene de políticas pasadas?

Hasta el momento las soluciones al déficit de tarifa no han sido más que parches. Actualmente, el déficit es un elemento estructural del sistema eléctrico que condiciona toda la política energética. Sin embargo, todavía no se ha llevado a cabo una reforma estructural del sector eléctrico en profundidad que permita llegar a las causas del déficit de tarifa y definir forma transparente los costes reales de la producción de electricidad para que podamos confiar en la información.

Tal y como está planteado el pago del déficit, moviendo la deuda a futuro, plantea problemas de eficiencia y barreras al desarrollo de la actividad de comercialización por vender por debajo de sus costes. Y generan un lastre que obstaculiza realizar grandes inversiones en nuevas tecnologías, reduciendo los incentivos a la eficiencia.

Para empezar a resolver los problemas de nuestro sistema eléctrico se deberían hacer algunas medidas como, disminuir la dependencia energética, contener y hacer desaparecer el déficit de tarifa, aumentar la competitividad, potenciar la industria nacional, crear empleo, evitar la pobreza energética y fomentar el olvidado autoconsumo. Para ello hace falta un Gobierno comprometido con la eficiencia energética, con una reforma del mercado eléctrico y por potenciar las energías renovables. Faltan medidas que den confianza y terminen con la incongruencia de la realidad del sistema energético actual.

 

Sonia Díaz | Energy Consultant

 

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