Groningen es una ciudad no muy grande en el norte de los Países Bajos. En lo que toca a ciudades, probablemente no se califique como un destino de sueño, pero el nombre es bastante famoso en el mundo de la energía, ya que esta pequeña región alberga el mayor yacimiento de gas de Europa occidental: un gigante estimado en 2.800 km3 de gas (imagine un globo del tamaño de Barcelona o del Everest).

El descubrimiento del yacimiento de gas de Groningen ha sido de gran importancia para la economía holandesa y la mayor parte de la población de ese país (93%) utiliza gas de este yacimiento. Sin embargo, más del 75% de este volumen ya se ha agotado y ahora el país se está enfrentando a más y más terremotos. El más reciente ocurrió hace sólo unos días, el 22 de mayo a las 6 de la mañana, y es uno de los más grandes jamás registrados en el país. La comunidad culpa a la extracción de gas.

Estas acusaciones han llevado al gobierno holandés a anunciar el cierre del campo en los próximos años. Veamos lo que esto significa y el impacto que puede tener.

Datos básicos

El 29 de mayo de 1959, en su búsqueda por petróleo la compañía holandesa NAM (Nederlandse Aardolie Maatschappij – ahora propiedad de Shell y ExxonMobil) encontró una enorme reserva de gas cerca de Kolham en la provincia de Midden-Groningen y ha estado extrayendo gas de ella desde 1963. Ahora este yacimiento se reconoce entre los más grandes del mundo, con 22 centros de producción y 258 pozos.

Aparte de esto, el yacimiento contiene gas natural con una calidad que difiere de la mayoría de los demás. Esto se debe a que el gas de Groningen contiene una proporción relativamente grande (14%) de nitrógeno en detrimento del metano. Este gas natural de bajo poder calorífico no es el que se encuentra habitualmente en grandes yacimientos marinos (como los de Noruega en el Mar del Norte), pero es ideal para el consumo doméstico, y ahora es el estándar de facto para los fogones y calderas a gas en Europa Central.

Durante la Guerra Fría (hasta principios de los años 80) se pensaba que la energía nuclear pronto asumiría el rol del gas en la generación de energía. Por lo tanto, el consorcio consideró una buena política extraer tanto como sea posible lo más rápido posible, por lo que la mayor parte de la extracción en Groningen ocurrió realmente durante los años 70 (figura 1). Después de eso, se puso en marcha una política de «pequeños yacimientos» y Groningen se convirtió en un «yacimiento de balance». Si la demanda de gas superase la que los pequeños yacimientos podían suministrar, se recurría a Groningen para satisfacer la demanda. Debido a la menor contribución de los «pequeños yacimientos», la producción de Groningen aumentó de nuevo en la primera década del siglo XXI.

Figura 1 – Extracción anual de gas natural en el yacimiento de Groningen (km3) [Fuente: NAM]

¿Bendición o Maldición?

Tras la extracción masiva de gas durante los años 70, en la segunda mitad de los años 80 se sintió el primer terremoto como resultado de esta industria. Más de mil terremotos han ocurrido desde la década de 1990. La mayoría de ellos ligeros, pero otros se sienten claramente.

El principal punto de inflexión ocurrió en agosto de 2012 con el terremoto de 3,6 grados de Huizinge, el mayor terremoto registrado en la historia del país. El terremoto dañó edificios e infraestructura y redujo drásticamente el apoyo público a esta actividad. Sin embargo, el Gobierno holandés tardó tres años en reconocer que había que tomar medidas, por lo que solamente en 2015 se impusieron restricciones a la producción, permitiendo el uso de capacidad adicional solamente durante las olas de frío u otras situaciones extremas.

Pero, desgraciadamente, los temblores continuaron. En enero de 2018 un terremoto de 3,4 grados sacudió Zeerijp, el mayor terremoto desde el de Huizinge. Tras este terremoto, la producción volvió a reducirse y el Gobierno presentó planes para cerrar completamente el Campo hasta 2030. Sin embargo, la semana pasada se produjo otro terremoto aún más grande, cerca de la aldea de Westerwijtwerd. Afortunadamente, hasta ahora no ha habido muchas reclamaciones por daños y perjuicios, y no hay lesiones, pero es pronto para saber si este nuevo evento acelerará el calendario de cierre de Groningen. Mientras tanto, la NAM debe ocuparse de miles y miles de reclamaciones por daños y perjuicios.

Figura 2 – Terremotos en Holanda desde 1986. Uno puede observar claramente la concentración en la región del yacimiento de Groninger [Fuente: NAM]

Sin embargo, los problemas con Groningen van más allá del ámbito físico. De hecho, el yacimiento dio lugar a una jerga financiera especifica: el «síndrome holandés». Este término se utiliza para describir las consecuencias negativas que pueden surgir de un pico en el valor de una divisa debido al nuevo descubrimiento o explotación de un recurso natural valioso y a las repercusiones inesperadas que puede tener.

En la práctica, pasó que el uso de los ingresos del gas para gastos extra gubernamentales durante la década de los 70 condujo a una moneda holandesa fuerte y a un incremento de los costes laborales (subvencionados), generando una importante crisis financiera en el país a principios de los 80.

Además, en lugar de crear un fondo soberano (como Noruega), los holandeses siguen utilizando los ingresos del gas en su presupuesto nacional, lo que significa que la «falsa» subvención de políticas sociales con flujos de caja insostenibles, sigue sido una tendencia intermitente en la política holandesa.

Hoy en día, si el país decidiera emular a Noruega, tendría un déficit de 12.000 millones de euros (¡casi el 7%!) en su presupuesto, lo que obviamente influencia a la hora de definir un calendario para el término de la producción.

El futuro del gas en Holanda

Mientras seguimos especulando sobre el alcance y el tamaño del rol que el gas desempeñará en Europa en los próximos años, con la mayoría de los gobiernos en la UE hablando de cerrar centrales a carbón o energía nuclear, y con las energías renovables tardando en ocupar la prominencia que se prometió, el cierre de Groningen representa un golpe muy necesario, pero bastante grave.

Por primera vez en su historia, los Países Bajos se convirtieron en un importador neto de gas natural el pasado año, con unos costes de importación que aumentaron un 43% (vs. 2017) hasta los 12.000 millones de euros. A medida que aumente el déficit comercial, los contribuyentes holandeses tendrán que soportar los costes. Aunque hablemos solo de costes, el aumento de los costes en el presupuesto holandés va acompañado de una reducción equivalente de los ingresos fiscales procedentes del gas natural.

Figure 3 – Dutch Natural Gas Trade Data (Exports/Imports/Difference) in bn€ [Source: CBS.nl]

Además de esto, el estándar en Europa Central sigue siendo el gas de bajo poder calorífico y toda la infraestructura se encuentra diseñada para ello. Por lo tanto, a medida que los cortes de producción se vayan sintiendo, no sólo los holandeses, sino también los TSOs e industrias intensivas en energía belgas, francesas y alemanas se tendrán que adaptar, aumentando así la demanda de gas más calorífico procedente del Mar del Norte y de Rusia (bien como de GNL). A esto hay que sumar el apoyo financiero a las empresas para ayudarlas en esta transición, bien como la financiación de inversiones en plantas de nitrógeno (para añadir nitrógeno al gas de alto poder calorífico). Paradójicamente, estas instalaciones probablemente funcionaran con electricidad de la red.

A medida que los costos del gas aumentan, es probable que muchos edificios domésticos y públicos se conviertan a energía eléctrica, lo que conducirá a un aumento de la demanda y a la necesidad de crear nuevas plantas de producción y incrementar las importaciones de energía eléctrica. De hecho, las importaciones de gas de bajo poder calorífico de Bélgica, Alemania y Francia ya se han reducido en 2km3 al año.

El mercado del gas natural puede estar algo relajado ahora, pero, a menos que las energías renovables den un gran salto, la tendencia plurianual parece ir en la dirección opuesta.

Hugo Martins | Analyst

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