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En términos absolutos, hoy China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, responsable de más del 25% del total global. Incluso en cifras per cápita, acaba de superar la media de la Unión Europea, aunque todavía está a la mitad del nivel de Estados Unidos. Esto surge de un sistema eléctrico que se basa en un 70% en el consumo de carbón, así como del liderazgo mundial de China en industrias electrointensivas como las del acero, el cemento y la química. Pero China ya es, con diferencia, el mayor inversor en energía solar y eólica, y está cancelando inversiones que tenía planeadas en el carbón. Y en la transición a una economía descarbonizada, cuenta con una ventaja inmensa en materia de recursos.
Un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía incluye un mapa que muestra con diferentes colores las áreas del mundo con más recursos en términos de energía eólica y solar. La mayor se encuentra en las provincias occidentales escasamente pobladas de China en Tíbet, Qinghai, Xinxiang, y en Mongolia interior. En principio, bastaría cubrir con paneles solares apenas el 5% de esa área total para obtener 6000 terawatios‑hora de electricidad al año, suficientes para satisfacer toda la demanda actual china (y el recurso eólico también es inmenso).
Fuente: Teske et al. (2017), Renewables Global Futures Report basado en Edenhofer et al. (2011), Special Report on Renewable Energy Sources and Climate Change Mitigation.
Paciencia y planificación, la táctica milenaria de China
La sed de energía de China ha alimentado su increíble desarrollo económico en las últimas dos décadas, aunque los desafíos de lograr a independencia del carbón sea la principal causa del daño y la contaminación del medio ambiente, los chinos creen que tienen una estrategia para resolver estos desafíos, y al hacerlo pueden desarrollar aún más su propia economía y mejorar la seguridad energética.
La estrategia energética china es simple:
- hacer que todo funcione con electricidad
- limpiar el sistema de energía
Llevar el poder a todo el pueblo de China a bajo costo ha sido una parte fundamental del milagro económico chino, y los resultados son sorprendentes: desde el año 2000, China ha agregado suficiente capacidad de generación de energía para satisfacer las necesidades combinadas de electricidad de Japón, India y Alemania. Y en la construcción de energías renovables, por ejemplo, agregó más de 50 GW de nueva capacidad solar a la red el año pasado, lo que es más que la capacidad solar total de los Estados Unidos.
Más allá de la creación de cielos más azules que se logran con las energías renovables, China también desea poseer su cadena de suministro de energía y tecnologías relacionadas y ya ha producido una gran cantidad de líderes mundiales como Trina Solar y LONGi en energía solar, Goldwind en aerogeneradores, Shanghai Electric y Dongfang Electric en generación de energía, Huawei y Sungrow en energía electrónica, y BYD y CATL en baterías.
Al creer que puede impulsar la electrificación del transporte que otros países, China desarrolla una ventaja competitiva sostenible contra los productores de vehículos motorizados y líderes mundiales de Estados Unidos, Europa y Japón. Las estadísticas hablan por sí solas. Hay más de 100 millones de scooters eléctricos en las carreteras chinas. Shenzhen, una ciudad china, ha electrificado toda su flota de autobuses y tiene más autobuses eléctricos (16.000) en sus carreteras que Estados Unidos y Europa juntos. Y China vendió y produjo más autos eléctricos el año pasado que Estados Unidos y Europa combinados, sin mencionar que es el productor número uno de baterías de iones de litio, además de ser el procesador dominante de materias primas clave que entran en estos vehículos de próxima generación como el cobalto, litio, grafito y metales de tierras raras.
El sol del oriente
Los proyectos de energía solar han colocado a China a la cabeza en el sector de la energía renovable.
Estados Unidos y Japón inventaron gran parte de las tecnologías clave para los paneles solares desde hace medio siglo hasta la actualidad. Pero no se decidieron a construir fábricas muy grandes, pues temían tener que bajar los precios por debajo del costo para vender todos los paneles. Ahora, los paneles chinos son muy baratos, por lo que han acabado con sus competidoras occidentales, en especial en los meses recientes.
Empresas chinas como JinkoSolar y Trina Solar, los mayores fabricantes de paneles solares del mundo, realizaron inversiones importantes en la producción. Sus plantas automatizadas producen cantidades impresionantes de paneles con una calidad constante y cada vez por un costo menor.
Gracias a esos conocimientos técnicos, las empresas chinas han logrado concretar ventas en algunos de los mercados de paneles solares de crecimiento más acelerado del mundo, como India y Arabia Saudita. Adicionalmente están haciendo adaptaciones a esa tecnología para los mercados en desarrollo, que requerirán soluciones innovadoras a bajo costo para cumplir sus metas climáticas.
Los ambiciosos proyectos
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Un trabajador de Sungrow conecta paneles solares flotantes en un lago creado tras el derrumbe de minas de carbon en Liulong, China. Credit Adam Dean para The New York Times.
Los que visitaron Beijing en los últimos tiempos tuvieron la agradable sorpresa de hallar cielo despejado en vez de esmog. La purificación del aire fue en parte resultado de duras políticas: el gobierno trasladó fábricas contaminantes lejos de la capital y de otras grandes ciudades, y llegó a cerrar sistemas de calefacción a carbón antes de que estuvieran listas las instalaciones a gas sustitutas.
Un paso clave es llevar la energía sin emisiones de carbono a los centros de población que la necesitan. Aquí China aporta una gran visión. Las mejores fuentes de energía renovable se encuentran en el oeste del país, mientras que la mayor parte de la población y demanda de energía están en la zona del Pacífico (al este del país). Han ido solucionando el problema al crear una enorme matriz de distribución basada en transmisión de voltaje ultra alto (UHV), que reduce al mínimo la pérdida de calor en su trayecto. La transmisión de UHV de larga distancia es eficiente y económica, y han logrado grandes avances en el desarrollo de esta tecnología.
Pensando a lo grande, han creado una organización – la Organización de Cooperación y Desarrollo para la Interconexión Energética Global (GEIDCO) – para aunar a gobiernos nacionales, operadores de matrices energéticas, instituciones académicas, bancos de desarrollo y agencias de las Naciones Unidas para lanzar la red energética renovable global.
La GEIDCO se encuentra movilizando recursos de investigación y desarrollo para responder a retos tecnológicos clave, como el almacenaje de energía a gran escala, la superconductividad en la transmisión de energía y la inteligencia artificial para gestionar grandes sistemas energéticos interconectados.
La interconexión energética global que propone China (basada en energías renovables, transmisión por UHV y la matriz inteligente con IA) representa la iniciativa más sólida e inspiradora que un gobierno haya propuesto para lograr las metas del acuerdo climático de París.
Y ante este escenario, ¿está el mundo preparado para ajustarse a la estrategia china?
Las energías limpias reciben impulso más bien debido a sus ventajas en materia económica, de seguridad nacional y estabilidad política, que por un compromiso idealista para salvar al planeta.
El consumo mundial de carbón nunca fue tan elevado como en el periodo 2013 y 2014. Después de caer entre los años 2014 y 2016, la demanda global sufrió un repunte en 2017, y volvió a subir el año pasado. De ahora hasta, como mínimo 2023, la Agencia Internacional de la Energía ha pronosticado que la demanda permanecerá estable. El consumo de carbón del gigante asiático seguirá cayendo en los próximos años, igualmente para Estados Unidos y Europa. No obstante, las perspectivas a más largo plazo son inciertas.
Si bien la dependencia del petróleo puede que sea cada vez menor, la volatilidad de los combustibles fósiles no tendrá tanto efecto en la economía, al mercado le dará tiempo a llegar y adaptarse al nuevo modelo energético, el concepto del autoconsumo es el más republicano de todos, por lo que seguirán con el desarrollo de la solar fotovoltaica y de las renovables.
Y aquí la estrategia energética china es múltiple. Se trata de capturar una ventaja competitiva global como la energía y el transporte. Como beneficio adicional, es una estrategia consciente contra la dependencia a los exportadores de energía como Rusia, la OPEP y Estados Unidos.
Estos logros están ayudando a allanar el camino para que China se convierta en la superpotencia de energía. Esperemos que el poder se utilice para el bien de todos.
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