Ya antes del brote del virus, el sector energético se estaba enfrentando a desafíos significativos debido a la creciente demanda de energía renovable, la disminución de la demanda de petróleo y la caída de las ganancias. La pandemia del Covid solo ha hecho más que sacudir aún más a la industria energética.

Otros factores a los que ya se enfrentaban:

  • Inversores que se retiran de las compañías de energía tradicionales.
  • Aumento de la responsabilidad social, reducción de popularidad.
  • Falta de políticas gubernamentales que incentiven el cambio hacia menos carbono.
  • Las compañías de petróleo y gas que pueden adaptarse con éxito deberían sobrevivir a la transición.

Figura 1. Caída en bolsa de los mayores productores de petróleo de USA. Fuente. Investing

Lo que está claro es que la crisis les ha pasado factura. La recuperación económica post pandemia ofrece una gran oportunidad para hacer grandes avances en la descarbonización. Es posible que la industria del carbón, que a día de hoy, es el más contaminante, ni siquiera sobreviva. Austria y Suecia han cerrado por ejemplo sus últimas centrales de carbón. España ha cerrado dos más, mientras que Portugal y Reino Unido han batido récords d generación eléctrica sin carbón. En resumen, el carbón no tiene demasiado futuro pero ¿qué pasa con el petróleo? Las estrategias de las compañías petroleras nos van a dar una señal clara de lo que se espera en mercado.

En los últimos años y sobre todo en los últimos meses, están buscando nuevas oportunidades intentando dejar atrás la crisis y con esto la vía de escape está clara. Las petroleras están queriendo dar un giro hacia el ámbito renovable, diversificando hacia este tipo de tecnologías. Algunas invirtiendo fuertemente en tecnología para capturar, reutilizar y almacenar dióxido de carbono con el objetivo de diversificar. Mientras otras se mueven hacia la energía solar, como por ejemplo en el Medio Oriente, recurso que también tienen en abundancia.

Figura 2. Revisiones anunciadas de gasto de capital para 2020. Fuente IEA

Cuales se están moviendo rápido:

Shell

La empresa de hidrocarburos anglo-neerlandesa, ya comunicó el año pasado su intención de convertirse en la mayor empresa de servicios públicos del mundo en diez años. De hecho, mientras que, con la crisis del virus, la compañía anunció recortes en su negocio principal pero no hubo cambios en el nuevo negocio.

Shell ha estado invirtiendo en empresas de electricidad y también en proveedores y distribuidores de gas, también en proyectos de energía solar y eólica. Entre ellos destacan el proyecto eólico de Mayflower de 804MW y el parque solar de 120MW en Queensland (Australia).

También ha revisado sus objetivos de huella de carbono y se ha comprometido en la reducción de su huella en un 30% para el 2030 y un 65% para 2050, para ello aumentará su producción de energía renovable, biocombustibles e hidrógeno.

BP

British Petroleum se plantea como objetivo reducir las inversiones en petróleo y gas y a su vez quiere aumentar las inversiones en proyectos con bajo contenido en carbono para convertirlas en su negocio principal en unos años. Sus objetivos de reducción son de un 50% para 2050.

BP también está invirtiendo en la gestión de la energía, ayudando a consumidores finales a reducir su propia huella, contribuyendo así a la disminución en general. También tiene una presencia importante en biocombustibles, energía solar y eólica. Además, están invirtiendo en estudios de viabilidad de producción de hidrógeno a partir de parques solares y eólicos.

Total

La multinacional francesa, ha apostado fuerte por la energía solar, eólica y el almacenamiento de energía haciendo su primera incursión en baterías de vehículo eléctrico. Quiere alcanzar un total de 25GW de capacidad instalada de fuentes renovables. Mientras que anunciaba recortes de gasto anuales del 25%, su negocio nuevo queda intacto en sus planes.

También con el objetivo de cero emisiones netas para el 2050, Total planea que las operaciones con bajas emisiones representen el 20% de sus ventas en 2040.

Repsol

La multinacional española, fue la primera compañía del mundo que se comprometió a finales del año pasado a cero emisiones netas para 2050. En solo cinco meses, BP, ENI, Shell y Total han seguido sus pasos.

Cuales se están quedando atrás:

Chevron

La petrolera estadounidense ha sido una de las rezagadas. Los accionistas están haciendo presión para que se comprometan con el cambio climático. Aun así, se está deshaciendo de parte de sus activos, de hecho, la semana pasada puso a la vente una sexta parte del proyecto de GNL más grande de Australia.

ExxonMobil

La mayor empresa petrolera de los Estados Unidos empieza a enfocarse en producir energía con bajas emisiones y a trabajar para desarrollar biocombustibles avanzados a partir de algas y biomasa celulósica.

El impacto de esta transición en el mercado petrolero será complejo. Las crisis han obligado al sector petrolero a reinventarse en anteriores ocasiones, pero esta vez, la pandemia ha forzado a la transición energética y ha obligado a las empresas a tomar decisiones de gran calado de forma muy rápida.

Aún no sabemos quién es la o las compañías que van a liderar el cambio, pero las que no hagan el cambio hacia energías más limpias se quedaran atrás. Dicho de otra manera, ganarán las que mejor y más rápido se sepan adaptar.

Puede que el cambio de las grandes petroleras no sea mucho y esté lejos de ser suficiente pero lo que está claro es que se trata de un cambio mucho mayor del que han hecho en las últimas décadas.

Sonia Díaz | Energy Consultant

 

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