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La política energética europea hasta el momento ha ido dirigida principalmente a la consecución de tres objetivos: conseguir que el precio de la energía sea asequible y competitivo, que el sistema sea medioambientalmente sostenible y garantizar la seguridad de suministro.
Una de las principales medidas que tomó la UE fue en 2011, cuando se reconoció la importancia de disponer de un mercado energético interno. En particular para el sistema gasista, se elaboró el llamado “European Gas Target Model”, marcando como fecha límite para su consecución el año 2014 y haciendo especial hincapié en que ningún miembro de la UE debía permanecer aislado de las conexiones europeas de gas después de 2015. Y todo ello pues, según propios estudios realizados por la UE, se estima que el beneficio económico neto tras la creación del mercado interno esté entre 16 – 40 mil millones de euros al año.
Los inicios fueron prometedores. La idea de dicho modelo se basaba en la creación de un mercado de gas único europeo, de forma que se facilitara la circulación de gas entre las diferentes zonas en base a la oferta y demanda. Este mercado estaría formado por zonas de balance de entrada y salida (hubs) interconectados entre ellos.
Source: “European gas Target Model: Towards a unique european gas market”. CNE
Un largo camino todavía por recorrer
El vencimiento del plazo marcado inicialmente nos hace preguntarnos cuáles son los pasos que se han dado para la consecución de este objetivo y la necesidad de replantearnos el modelo original de acuerdo al actual contexto.
En este sentido, la crisis de Ucrania del año pasado demostró una vez más la necesidad de implantar en la UE un mercado energético bien integrado y conectado, con suministros diversificados y solidaridad para encarar posibles crisis futuras.
Si el mercado gasista interno debe permitir la alineación de precios y asegurar el suministro de gas, limitando la dependencia con el exterior, el enfoque en adelante debería ser el siguiente:
1. El desarrollo de los hubs, con el aumento de la liquidez de los ya existentes y la creación de nuevos puntos de balance. El avance más importante en esta línea está siendo la homogeneización de las reglas del juego para garantizar un marco regulatorio (un “software”) transparente, simple y robusto. Para ello se puso en marcha las Directrices Marco (ACER) y sus los Códigos de Red (ENTSOG), que se están adoptando y aplicando para el funcionamiento práctico de los mercados de electricidad y gas. Por esta razón, como se puede observar en el gráfico inferior, los mercados gasistas europeos están convergiendo a un comportamiento homogéneo en estos últimos años.
Source: M.Tech Platform Magnus CMD
La idea es que la capacidad de interconexión entre hubs se asigne a través de subastas coordinadas entre los transportistas. El establecimiento de la plataforma PRISMA en 2013 ha sido crucial, pues ha permitido que la capacidad de interconexión de las redes de 28 operadores, responsables de transportar el 70% del gas europeo, se subaste de una forma transparente y uniforme, permitiendo a la vez extraer conclusiones sobre el desarrollo de nuevas infraestructuras. Sin embargo, la liquidez de ciertos hubs, como es el caso del PEGSud francés o PSV italiano, todavía es incipiente, lo que reduce la fiabilidad del sistema único en su conjunto.
2. El fomento de las interconexiones, es decir, la infraestructura (el “hardware”) para garantizar el tránsito interno. En este sentido, la Comisión Europea planteó en mayo de 2014 extender el objetivo inicial planteado (10% de interconexión) al 15% para 2030. Para ello, la UE establece criterios para identificar los proyectos prioritarios susceptibles a recibir financiación europea (PCIs), basándose en la propia viabilidad del proyecto, coste-beneficio o la seguridad de suministro aportada.
Recientemente se está observando una divergencia entre las políticas energéticas propias de cada país, que en muchas ocasiones responden más a propios intereses nacionales. Es el caso del refortalecimiento de los proyectos de conexión con Rusia, como el Nord Stream 2 o el acuerdo con Grecia para el paso del Turkish Stream.
En definitiva, Europa debe replantear y conseguir tirar adelante su modelo de “Energy Union”. El mercado gasista único no será si no se aumenta la liquidez de los hubs existentes y no se refuerza el sistema con la creación de nuevos hubs e interconexiones que garanticen la diversificación del suministro.
España confía todavía en la unión energética
A principios de julio se formalizó el acuerdo entre España, Francia y Portugal para la ampliación de la capacidad de tránsito de gas, que se elevará a 7.000 millones de metros cúbicos de aquí a finales de año y permitirá disponer de un margen de intercambios equivalente al 15 % del consumo francés o al 20 % del español. El fomento de la interconexión entre España y Francia es clave para la diversificación del suministro de gas en la UE, pues permitirá aportar de flexibilidad a la oferta a corto plazo en el noroeste de Europa a través de las seis plantas de regasificación de GNL de España, así como a través de los gaseoductos con Argelia.
En referencia al desarrollo del software, España también tiene un importante papel dentro del mercado gasista europeo. Este año se espera el inicio del Iberian Gas Hub, el mercado organizado de gas que actuará como zona de balance única en España y Portugal. Desde Magnus CMD seguiremos y os mantendremos informados sobre este proceso que esperemos marque un punto de inflexión en el mercado de gas en nuestro país.
Susana Gómez | Energy Consultant
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