Desde que Teresa May se convirtió en la nueva «Prime Minister» británica, se ha centrado en ejecutar el Brexit para finales de Marzo 2017. No obstante, el Tribunal Superior (High Court) ha establecido que el Artículo 50 (una cláusula formal de salida de la UE para los países miembros) y su proceso no podrán llevarse a cabo sin la aprobación del Parlamento, lo cual supuso un gran revés para los planes de May y vertió aún más incertidumbre al resultado del proceso. Si esto es un simple retraso hasta la consecución del Brexit o el inicio del revertimiento del proceso, lo veremos a lo largo del mes de Diciembre (a la espera de la apelación de la Corte Suprema).
Por ahora, todo lo que podemos hacer es tratar de recrear un escenario hipotético en el que el Artículo 50 sea finalmente puesto en marcha y ver así, como éste suceso puede afectar a los Mercados Energéticos en el Reino, ya que su sistema energético recibe gran influencia por parte de las políticas europeas.
Regulación Energética
Es cierto que las instituciones en Bruselas tienen poco que decir acerca del precio de las commodities como el crudo, carbón, gas (y derivados) y electricidad. Le pertoca a los mercados internacionales, a la oferta y demanda y otros factores externos determinar los niveles de precio.
Sin embargo, en términos de actividades relacionadas con la energía y la regulación, hay varias variables que podrías, leve o intensamente, ser afectadas por las consecuencias de alcanzar la fase final del Brexit e implementar de manera oficial el Artículo 50.
Es importante recordar que el Gobierno del Reino Unido siempre ha promovido la liberalización y el desarrollo permanente de un mercado energético transfronterizo. La retirada de las instituciones europeas no significa necesariamente una interrupción total de la interconectividad con la Europa continental y cooperación con el Mercado Interno Europeo de Energía en términos comerciales. Todo se reduce a si UK participará o no en la propuesta “Energy Union” o no. Sobre esto, son varios los analistas que defienden que hay países como Noruega (un no-miembro de la UE) que se las arreglan para mantener negocios exitosos con otros Estados miembros de la UE, precisamente con UK donde sus exportaciones se cuentan por 23 billones de dólares el último año (un 22% de sus exportaciones totales). Desde la perspectiva del Reino Unido, se espera mantener unas relaciones comerciales amigables, pero al margen de las instituciones europeas.
También se desconoce si UK permanecerá o no parte del Área Económica Europea. Cuando un país se halla en el AAE, hay un acuerdo para cumplir todas las regulaciones del mercado único, lo cual resulta en un acceso total a ese mercado a cambio. Pasaportes financieros y el libre movimiento de personas dentro de la Unión se incluyen, y por ello las negociaciones podrían complicarse dado el tono acerca del control de fronteras de May. Naciones como Noruega, Suiza e Islandia son parte de dicha Área (así como de la European Free Trade Association).
Esto es importante, ya que las reglas de ayudas comunitarias continuarían aplicándose a la infraestructura energética de UK si finalmente permanece en el Área. Si esas reglas no se implementasen, UK podría ganar en flexibilidad y libertad para gestionar sus fondos a proyectos energéticos (siempre bajo las regulaciones de subvenciones de la World Trade Organization). Los principios del “Third Energy Package” (un paquete legislativo que apunta a libveralizar los mercados de gas y electricidad europeos) continuarían incorporados en la legislación de UK, aunque hay una serie de leyes de la Unión acerca de políticas de competencia y ayudas comunitarias que deberían ser aceptadas antes.
En cuanto a los objetivos de Cambio Climático, no se verían altamente afectados si se llegase a ejecutar el Brexit. Incluso al liberarse de los objetivos europeos, UK seguiría atada al “Climate Change Act” de 2008, el cual compromete al Reino a recortar las emisiones de Co2 por un 80% (basándose en sus niveles de emisiones de 1990) para 2050, así como a establecer cada 5 años unos “presupuestos” de emisiones.
A esto habría que añadir a la UNFCC (United Nations Framework Convention on Climate Change) y el último Acuerdo de París (COP21), que entrará formalmente en vigor el próximo mes, siendo legalmente vinculante para los países que lo vincularon.
Después de suprimir el Departamento de Energía y Cambio Climático al llegar al poder, la Sra. May dijo en Septiembre que el Reino Unido ratificaría los Acuerdos de París para final de año y continuaría teniendo un rol importante en el esfuerzo internacional contra el cambio climático. Eso nos lleva a pensar que el Reino Unido seguirá con su compromiso y papel protagonista en los esfuerzos para el cambio climático.
Debe destacarse también que la participación del UK en el “European Trading System” de emisiones no sería posible a no ser que un modelo del estilo EEA + EFTA fuera adoptado. Otros acuerdos deberían llevarse a cabo de ser así. Todo ello podría afectar severamente al funcionamiento del ETS, ya que al perder agentes clave por parte del Reino en éste mercado significaría un duro impacto.
Gas & Electricidad
Como importador neto (debido a un declive en producción endógena y a una mayor demanda), el Reino Unido debe prestar especial atención a la evolución de tratados bilaterales para asegurar las importaciones/exportaciones de commodities de/hacia la Unión. El marco regulatorio de la UE debería ser reemplazado con acuerdos bilaterales previamente negociados en caso de un “Hard Brexit”. Si nos fijamos en el Sistema de Transmisión de arriba, las importaciones de crudo y gas dependen principalmente en conexiones a Noruega (61%), los Países Bajos y Bélgica a través de conductos (al margen de GNL vía cisterna que venga de otros países). Por ende, el interés de conseguir acuerdos en el comercio de crudo y gas se reduciría a los países mencionados más que al conjunto de Mercados Europeos.
En 2015, importaciones de GNL sumaron un 31% de todo el gas importado (principalmente de Qatar). Eso supone una ventaja, ya que junto a las que vienen de Noruega, el Reino Unido no es plenamente dependiente de importaciones vía miembros de la UE para esta commodity. Por otro lado, las exportaciones de gas natural sumaron un 75% a Bélgica. A fin de cuentas, los precios de gas solo se verían afectados si se impusieran una serie de aranceles específicos en las exportaciones e importaciones europeas de gas, si finalmente UK abandona el Mercado Interno Energético. Pero no se trata sólo de precios, ya que el Reino Unido ejerce de regulador entre la producción de Noruega y el gas que entra a Europa (utilizando sus instalaciones de almacenamiento para guardar gas o enviarlo hacia el continente). Por ende, para balancear el Sistema Gasista en Europa es vital para la UE mantener éste rol de almacenamiento británico (por razones de seguridad de suministro).
El Acceso al suministro de la Unión y al Mecanismo de Solidaridad podrían también verse comprometidos, reduciendo la seguridad de suministro y liquidez (aunque el NBP es uno de los mercados más líquidos de Europa). Sin embargo, debido al exceso de capacidad de almacenamiento del que dispone UK una interrupción en el suministro parece, por ahora, muy improbable.
En lo concerniente a la electricidad, hay 3 conectores principales: A Francia, a los Países Bajos y a Irlanda. El Reino Unido es también un importador neto de electricidad (principalmente de Francia y los Países Bajos), exportando en pequeñas cifras a Irlanda, Irlanda del Norte y Gales. En el Q2 de 2014 las importaciones netas totales estuvieron alrededor de los 5 TWh, que equivalen al 6% del suministro eléctrico total.
Es una cantidad menor comparada con la electricidad producida de manera autóctona ( via Carbón, Gas natural, Renovables térmicas, Nuclear, Eólica…).
El Mercado Interno involucra una serie de procesos de integración de los mercados como “market coupling”, “cross-border capacity mechanisms” y “cross border balancing”. Una retirada de la UE supondría para UK tener que encargarse a nivel doméstico de todos los procesos mencionados.
De misma forma, es probable que el coste de toda infraestructura que tenga que ver con energía se viera incrementado debido a la reducción de soporte por parte de la UE.
Escocia
En un panorama en el que la llama de la independencia de Escocia se aviva con la posibilidad de un segundo referéndum tras los resultados del Brexit (referéndum que Theresa May pretende evitar a toda costa), el destino de Escocia es aún una incógnita. Si los nacionalistas escoceses obtuvieran la victoria en dicho hipotético referéndum, las consecuencias no serían irrelevantes para el mercado energético de UK. Según datos de www.gov.scot , la generación renovable en Escocia sumó un 26% del total del Reino Unido el último año. Por tanto, no podrían contar con dicho porcentaje para alcanzar sus objetivos sobre emisiones. De misma forma, dos importantes compañías del sector (Scottish Power y Scottish & Southern Energy) tienen sus sedes en Escocia.
El informe “Oil & Gas Analytical Bulletin 2015” del Gobierno Escocés, indica que aproximadamente el 85% de ingresos provenientes del Mar del Norte vienen de la porción escocesa de la “Continental Shelf” (distribución de zona marítima para actividades productivas). De misma forma, se estima que Escocia sea el mayor productor de hidrocarburos de la Unión.
Dicho esto, el escenario de crudo y gas cambiaría de forma dramática si éste hipotético escenario político se hiciera realidad. Y por si fuera poco, Nicola Sturgeon (Primera Ministra de Escocia) dijo recientemente que Escocia debería ser también consultada acerca del Artículo 50, ya que “su ejecución despoja al pueblo escocés de derecho”.
Ver: Nicole Sturgeon launches plan to stop Theresa May overturning Brexit legal challenge.
La Libra
Más allá de tarifas e impuestos que pudieran ser aplicados, un factor directo afectando a importaciones/exportaciones del Reino Unido es su divisa, la Libra Esterlina (£). En caída libre desde la votación del Brexit, la Libra ha experimentado una depreciación sin precedentes. Aunque es cierto que se ha podido ver una leve alza desde sus bajos anteriores debido a lo acontecido con la decisión del Tribunal Superior, el contexto es bajista todavía, dada la incertidumbre que rodea al escenario del Brexit en Europa.
La semana pasada, una subida notoria se apreció en la paridad GBP/USD como efecto de las Elecciones de los Estados Unidos, en las que, contra todo pronóstico, Donald Trump obtuvo la victoria. Eso se tradujo en una breve, pero pronunciada depreciación del Dollar al inicio de la sesión del Miércoles. La paridad GBP/USD cotizó al alza surcando mares de alta volatilidad a lo largo de toda la jornada, para regresar después a niveles más normales corrigiendo la especulación fundamental del mercado.
Si el Parlamento tiene voto finalmente en el asunto del Brexit, es probable que podamos ver un impulso en la Libra (como reacción a un posible retraso del Brexit). Hasta entonces, el escenario es volátil. El Banco de Inglaterra continúa presionando la inflación hacia su objetivo del 2% y no se espera bajadas en los tipos de interés de su parte por los siguientes meses. Mark Carney (Gobernador del BoE) anunció previsiones económicas positivas para 2017 y comentó que sería fácil controlar la inflación si llegase a sobrepasar el target del 2%. El resto de movimientos abruptos en la Libra se verán alimentadas por la siempre presente especulación.
Conclusiones:
Si bien es cierto que la perspectiva actual para el mercado energético británico no es precisamente idónea, falta mucho por determinar y todo dependerá de cómo las negociaciones se desarrollen durante los próximos meses. Queda por ver si Theresa May se las ingeniará para obtener acuerdos bilaterales provechosos con determinados países, o sí por otro lado la Unión Europea se lo pondrá todavía más difícil al país añadiendo aranceles o impuestos especiales al comercio junto con otras regulaciones perjudiciales.
Preservar la membresía en el Internal Energy Market suavizaría el impacto , pero a su vez limitaría la anhelada libertad política y regulatoria por el Reino Unido en la toma individual de decisiones. En cualquier caso, dada la naturaleza del mercado energético británico no se prevee que sea el sector más afectado en caso de un “hard brexit”, o no tanto como por ejemplo el sector financiero.
Javier Palazón Nadal | Energy Consultant
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