![](https://magnuscmd.com/wp-content/uploads/2017/07/alexnuclear.png)
La energía nuclear sigue siendo una gran fuente de debate y la falta de consenso en las políticas energéticas comunitarias no ayudan a disipar las dudas. Para mantener la estabilidad, del consumo eléctrico y cumplir con los objetivos del cambio climático, la nuclear no es la solución definitiva, pero sigue jugando un papel vital.
Esta fuente de generación es la base de dos de los tres pilares de las políticas energéticas (la seguridad de suministro y la competitividad) mientras la sostenibilidad debido a la gestión de los residuos sigue siendo el gran problema.
La energía nuclear en España ha sido la principal fuente de electricidad. De hecho, con más de un 7% de la potencia eléctrica instalada, se ha producido el 22% de la electricidad consumida, y todo ello porque el cómputo global de funcionamiento de las centrales ha sido casi del 90%. Ninguna otra tecnología es capaz de mantener este nivel de funcionamiento. Las nucleares han aportado estabilidad en precio y equilibrio en el sistema. De hecho, seguimos comprando grandes cantidades de energía a Francia cuya cuota de producción nuclear asciende al 70%.
Sin embargo, los permisos de explotación de los 8.000MWe instalados en España vencerán completamente antes del 2025 y, a pesar de las facilidades del Gobierno, no hay una clara voluntad por parte de las eléctricas en prolongar sus vidas útiles. Y la realidad europea no es muy diferente.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
La política energética de la Comisión Europea pasa por desarrollar una actividad contra el cambio climático. Si Europa quiere mantener su “mix” energético, tendrá que renovar más de 100 reactores nucleares durante los próximos 25 años. Y por el momento no hay una alternativa real. Actualmente las renovables no han demostrado ser capaces de dar la estabilidad que aportan las centrales, y que tanto necesita la red, ni de cubrir el esperado aumento de la demanda.
Sin embargo, cada país de la Unión Europea tiene su propia política energética. Hay 28 Estados que tienen muy difícil ponerse de acuerdo. Especialmente, a tenor del efecto que tuvo sobre la opinión pública el accidente de Fukushima.
No hay una visión global ni acuerdos para consensuar un desarrollo energético en los próximos 10 años a nivel europeo. El propio tratado de Lisboa establece que cada país debe ser responsable de su “mix” energético y de definir cómo lo desarrolla. Esto es una locura para poder establecer una política común entre todos los países. Esta situación genera mucha incertidumbre en la industria.
Por un lado, no hay consenso, y a medida que pasan los años la necesidad de un plan se hace más y más necesario.
El discurso a veces se “desvía” y se focaliza en el límite de vida útil de centrales puestas en marcha en los años 80. No hay ninguna razón técnica y de seguridad para no pensar que una central pueda seguir renovando licencias hasta los 60 o 70 años.
Los proyectos de desarrollo de nuevos reactores sufren interrupciones y retrasos significativos. Estos retrasos se deben en gran parte a que las empresas deben luchar contra la caída de los precios de la electricidad, la contracción de los mercados y el consumo en las economías maduras, altos niveles de deuda, el aumento de los costos y sobre todo la competencia de las energías renovables. Las nuevas centrales nucleares siguen teniendo grandes costos de inversión y, durante su vida útil, se espera de ellas que sigan siendo competitivas contra la mayoría de las fuentes de electricidad (carga base). Su uso como herramienta de balance de capacidad, junto con las renovables, es limitado y es improbable que compita con otras fuentes de energía y almacenamiento. La seguridad nuclear, la eliminación de desechos y el desmantelamiento son también obstáculos importantes para el crecimiento del sector. Dada la necesidad de eliminar la antigua capacidad nuclear, sólo mantener a la generación en los niveles actuales en un desafío.
Con este panorama, las empresas que actualmente sustentan la gestión técnica y económica de las centrales son reticentes a solicitar la revisión de los permisos de explotación hasta que no se tengan garantías regulatorias a largo plazo. El Gobierno español sigue allanando el camino y dando facilidades a las empresas titulares de las nucleares para que puedan prolongar su funcionamiento más allá de los 40 años.
La brecha entre Gobierno y empresas del sector nuclear en España se ha reabierto en medio de las desavenencias sobre el futuro de la central burgalesa de Garoña, cerrada en diciembre del 2012. La reapertura de esta central ha sido ideada como punto de lanza para que otras centrales prorrogaran el funcionamiento más allá de los 40 años; pero este plan no es tan fácil. Las centrales temen que el negocio no sea seguro.
La situación sigue enrocada entre las prórrogas gubernamentales y la petición de negociar un cambio en su sistema retributivo. Solicitan primas que garanticen la rentabilidad del negocio. Las eléctricas reclaman que las cuentas no les salen debido al aumento de la carga fiscal de los últimos años sobre el sector.
Quejas que por otro lado nos pueden resultar familiares en otras tecnologías de generación. (Este tema será debate en un próximo blog).
Y seguimos sin una estrategia de largo recorrido que deba establecer qué tipo de tecnologías y en qué proporción utilizará España en las próximas décadas para generar electricidad. Pero la sensación es que trabajamos siempre a 4 años vista… mientras el problema sigue acentuándose.
Si no se resuelve esta situación, afrontaremos una paulatina desaparición de la generación nuclear a partir del 2020 y completamente en 2025. Ello provocará un significativo aumento de la volatilidad de los precios en mercado mayorista y como consecuencia, también los precios en los mercados de derivados en los que se basan las facturas de nuestra industria.
Una vez más, las cargas impositivas, las tasas, los subsidios y cualquier intervención gubernamental en un libre mercado está resultado la base del problema para un desarrollo equilibrado. ¿Europa se está equivocando? Queriendo alcanzar un mix de generación sostenible nos puede llevar a un mercado excesivamente caro… pero este ya es un tema que profundizaremos en un ulterior artículo.
Alejandro de Roca | Operations Director
Si te ha parecido interesante ¡compártelo!
Artículos Recientes