Lo que anteriormente conocíamos como cambio climático, es solamente lo que hoy llamamos calentamiento global. Pronto nos dimos cuenta que el problema era mucho más grave que el incremento de la temperatura media del planeta. En los últimos 50 años la tendencia del calentamiento terrestre ha sido el doble que en los 100 años anteriores, que de seguir así se prevé que la tierra pueda llegar a aumentar en 4ºC en 2050. Este aumento en las temperaturas contribuye a la evaporación del nivel de agua dulce (ríos y lagos), lo que conlleva a un estado de sequía. El aumento de temperaturas y la escasez de agua dificulta el cultivo y reduce la productividad, repercutiendo en escasez de alimentos y aumento del hambre en el mundo.
El hecho de no cuidar lo que nos envuelve desata consecuencias irreversibles, que de no tenerlas en cuenta, no harán que desaparezcan por sí solas.
“Ha llegado el momento de movilizar la mayor alianza de la historia para el clima y el desarrollo”
El pasado 1 de junio de 2017, Donald Trump compareció en una rueda de prensa declarando que EEUU se retirará del Acuerdo de París en contra del cambio climático. El gobernador republicano ha tardado 133 días en deshacer el compromiso ratificado a finales de 2015 por su antecesor, Barack Obama, en su lucha contra el cambio climático.
Dicho acuerdo se firmó en diciembre de 2015 por todos los países, a excepción de Siria y Nicaragua, siendo el primer acuerdo vinculante a nivel mundial sobre el clima. Éste establece un plan de acción mundial que pone el límite del calentamiento global por debajo de los 2°C a finales de este siglo.
Para poder llegar a esos objetivos, los gobiernos correspondientes de cada país deben anunciar qué porcentaje de emisiones se comprometen a reducir y en qué horizonte temporal lo conseguirán.
A diferencia del Protocolo de Kyoto (en el que EEUU quedó fuera), los países firmantes están obligados a presentar planes de mitigación. Estos recortes voluntarios se empezarán a aplicar a partir de 2020 y contienen objetivos hasta 2025. Pasados cinco años, cada país deberá presentar nuevos planes de recortes.
Trump, ¿Por qué?
Donald Trump, inmerso en su discurso de “America First” afirmó que el Acuerdo de París podría debilitar la economía de Estados Unidos, generando pérdidas de empleo, a la vez que les pondría en desventaja con respecto al resto de países.
Tanto en su plan energético como candidato republicano, a la vez que en posteriores medidas que ha adoptado siendo presidente, su intención ha sido, y sigue siendo, la de fomentar los recursos energéticos propios, entre ellos, el carbón.
La victoria de Trump en las pasadas elecciones, se debe en gran parte a la ventaja que consiguió respecto a Clinton, en estados con un gran número de delegados. Alabama, Ohio, Kentucky, Pensylvania o Texas, son algunos de los ejemplos, siendo precisamente estos, los estados con mayor número de minas de carbón.
En términos de política nada sale gratis, por lo que el respaldo que obtuvo Trump de estos estados, se traduce ahora en decisiones que generen un alivio a este sector tan cuestionado. Entre las mismas se encuentra la salida del Acuerdo de París, ya que, en caso de permanecer en éste, el recorte en las emisiones de CO2, probablemente terminaría repercutiendo indirectamente en la producción carbón, y por tanto, podría provocar mayores despidos en este sector.
Según Scott Pruitt, Secretario de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, el sector del carbón ha generado 50.000 puestos de empleo desde el último trimestre de 2016 hasta la actualidad. Este es el discurso que ha utilizado en los diferentes medios de comunicación como la ABC, NBC o la FOX, por tal de justificar la decisión de Donald Trump en la salida del Acuerdo de París.
Si analizamos los puestos de trabajo generados en EEUU en el sector de la minería desde octubre de 2016 hasta mayo de 2017, información facilitada por la principal agencia de investigación del Gobierno Federal en el campo de economía y trabajo (Bureau of Labor Statistics), la realidad es que se han generado 47.000 empleos.
Aunque a nivel de cifras parece acercarse Pruitt, la verdad es que el sector de la minería no va relacionado únicamente con el carbón, sino también con el gas y el petróleo, por lo que dicha cifra corresponde a todos estos sectores. De los 47.000 empleos generados en el sector de la minería, 40.300 empleos son actividades de soporte, que de éste aproximadamente el 75% van destinados a petróleo y gas. Por tanto, de la afirmación por parte de Pruitt indicando que el sector del carbón había generado casi 50.000 puestos de trabajo, la realidad es que sólo se han generado 1.700, junto con algunos de actividad de soporte.
¿Qué efectos puede provocar esta decisión?
EEUU se comprometió en el Acuerdo de París, a una reducción de emisiones de CO2 entre el 26-28% para 2025 con respecto los niveles de 2005. La evolución que ha tenido desde ese mismo año hasta 2015 ha sido de un 11% aproximadamente. Con el Plan de Acción Climático de Obama su previsión era estar cercanos a los niveles comprometidos a partir de 2030, lo que ahora se dibuja en una previsión casi imposible, pues con la nuevas medidas realizadas por Trump, el escenario previsto es mucho más pesimista:
Un informe del departamento especializado en cambio climático de la ONU, afirmó que mediante los planes que ya habían presentado 189 países, pertenecientes al Acuerdo de París, la previsión es que no se alcance el objetivo de conseguir que la temperatura a finales de siglo no supere los 2°C. Si a esta foto le sumamos la caída de EEUU del acuerdo, el pronóstico es más dañino en cuanto a objetivos pactados.
¿Existirá un futuro verde en EEUU?
Dado el sistema político actual y las medidas que se están adoptando la respuesta parece ser clara y contundentemente negativa.
Muchas han sido las críticas que Trump ha recibido por la decisión de salir del Acuerdo de París, ya no sólo desde Europa, sino también por parte de funcionarios electos del propio país, llegando incluso a comprometerse en seguir las políticas climáticas sin el gobierno federal:
Al margen de las decisiones de salir del Acuerdo de París, y obviando el poco respaldo que ha recibido Trump, EEUU necesitaría cambiar el rumbo de su generación eléctrica, pues tanto el gas como el carbón representan más de un 64% del mix energético del país.
Aunque parezca incomprensible pensar en un futuro renovable para el país americano, la realidad es que existen planes energéticos, al margen de las iniciativas que ya se llevan a cabo en estados como California (carga de coches eléctricos, paneles solares gratuito, Tesla Powerwall,…), que podrían tener efecto a mediados de siglo.
Un extenso y completo estudio realizado por la Universidad de Stanford traza un plan de trabajo en el que afirma que el futuro bajo energías renovables es posible en EEUU para 2050.
Este estudio analiza en profundidad la situación de cada estado, teniendo en cuenta la ubicación geográfica, la situación ambiental y las facilidades legales y políticas que permitan la implementación de dicho plan. La ciencia y tecnología demuestran que nada es imposible, sólo basta con ponerse manos a la obra y apostar por ello.
Como aspecto positivo, en lo que a cura de nuestro planeta se refiera, es que la decisión por parte de Trump de salir del Acuerdo de París no es inmediata. Tal pacto estableció que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años y, una vez decidido, no sería efectivo hasta un año después. Es decir, en teoría, EEUU seguirá formando parte del acuerdo del clima hasta 2020, justo el año en el que se celebrarán elecciones para elegir nuevo presidente. Por tanto, se necesitaría que Trump volviera a ser reelegido, o bien que salga escogido un nuevo presidente con la misma mentalidad para llevar a cabo las acciones previstas.
El cuestionario queda abierto y no hay respuestas claras a las muchas preguntas que surgen de cara a futuro: ¿Se alcanzarán los objetivos del Acuerdo de París con la salida de EEUU? ¿Compensarán algunos estados de EEUU en contra de la decisión de Trump con mayores medidas verdes? ¿Cubrirán la cuota de EEUU países como China y Europa?
Adrián Gil | Energy Consultant
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